lunes, 24 de abril de 2017

CUEVAS DE ANDINA (CONCEJO DEL FRANCO).



Día: 23-04-2017.

Situación: Andina (El Franco).

Duración: 01h45 aprox.

Desnivel: Inapreciable, aunque tiene algunas subidas y bajadas a través de escalones de madera en los que hay que poner un poco de cuidado en caso de encontrarse éstos con humedad o mojados (hay cuerdas durante el itinerario con las que ayudarse).


Comentario:
A veces en mi periplo por Asturias para conocer con mucha profundidad los concejos que conforman “mi tierrina”, “el paraíso” me brinda la posibilidad de conocer (aparte de iglesias, ermitas, palacios, pueblos,…) pequeñas rutas que no tenía la mínima idea de su existencia y la de este día se puede decir que iba ser una de esas sorpresas agradables que uno encuentra en esos periplos que suelo realizar por los diversos municipios asturianos cuando uno se va con el coche todo una jornada de turismo por la comunidad.

La pequeña ruta de la que hablo se encuentra en el concejo asturiano de El Franco, concejo que “en teoría” había planificado para recorrerlo en un día pero que “en la práctica” me sería imposible llevarla a cabo por el retraso sufrido por esta visita a dichas cavidades y por alguna que otra “visita inesperada” que me ofrecería este concejo en su zona interior.

Como dicha ruta o más bien paseo, diría yo, la pondré en un post aparte que en un futuro próximo dedicaré a este concejo (en cuanto me acerque en un segundo día a conocer su zona costera), paso a comentar y a poner algunas imágenes de una de las rutas que consideraré uno de los descubrimientos del año para este menda.

Estas cuevas que se han convertido en el Monumento Natural de las Cuevas de Andina se encuentran, como he comentado, en el Concejo de El Franco, muy cerca del pueblo de Andina y en la que para llegar a ellas, tomé la Autovía del Cantábrico desde Oviedo hasta dicho concejo y una vez en su capital, La Caridad, una carretera que se iba a internar hacia el interior del mismo y que ya ponía en sus tramos iniciales algún cartel indicativo anunciando la existencia de estas cuevas, totalmente desconocidas para este menda, así que para allá me iría y sin saber que realmente se trataba de una pequeña ruta de paseo con guía incluida.

Desde La Caridad, iba a tomar la carretera FR-1 que me iba a llevar hasta Arancedo y desde dicho pueblo y a través de otra carretera, la FR-6 me iba a dirigir durante unos 2 ó 3 km hacia las proximidades del pueblo de Andina, pueblo que da nombre a estas cuevas.

Poco antes de este pueblo ya divisaría el pequeño aparcamiento, con una guapa área recreativa junto al mismo y con una caseta que parecía ser la puerta de entrada a dichas cuevas.

Tras el pago de 3 euros para visitar las cuevas, nos dirigimos (me había unido a un grupo de excursionistas que habían reservado previamente)  unos 200 m al punto de inicio de la visita guiada del día y en donde se encontraba un panel con algunas explicaciones sobre lo que se iba a ver a continuación.




Resumiendo en cuanto a la visita, las Cuevas de Andina son un sistema de cuevas de origen kárstico situadas cerca del pueblo del mismo nombre y que comprenden casi 12 hectáreas de un valle originado por depresión kárstica.
Estas galerías subterráneas quedaron al descubierto entre los siglos I y II d.C a causa de la explotación romana en busca de yacimientos de oro y que gracias a técnicas combinadas de agua y fuego irían seccionando todo el roquedo existente en el valle.
Desde el exterior, dichas grutas y cuevas son apenas visibles debido a la abundante y densa vegetación que cubre toda la zona.

Pues paso ya a las fotos, fotos que ya desde el inicio de la excursión mostraban con toda nitidez la exuberante vegetación que cubría toda esta zona de explotación minera de antaño.




El camino ancho, en muy buen estado, descendía unos pocos metros para internarse en lo más profundo del terreno y llevarnos a todo el grupo a un terreno donde íbamos a ver que la nota predominante durante toda la ruta iba a ser el manto vegetal que cubría las cuevas y galerías subterráneas.




Algunas paredes de la zona desprovistas de vegetación daban clara señal de la acción del hombre siglos atrás.




Si había un color dominante durante toda la excursión, ese era precisamente “el verde” que se agolpaba en torno al camino y que como nos comentó la guía, no tenía nada que ver con la altura con la que iba a llegar en la época de verano.


Buenos ejemplares de arboleda se podían contemplar durante el itinerario.


Entre las diversas cosas que nos iría la guía comentando, una de ellas fue la comparación (salvando las distancias) entre el paisaje de “Las Médulas” en Ponferrada (León) y el paisaje que en esos momentos estábamos contemplando y que se puede decir que tenían ciertas similitudes, con la diferencia de que en León el paisaje minero se encontraba desprovisto del manto vegetal, pero paisaje que en el lugar donde nos encontrábamos se puede decir que era casi idéntico al primero pero con la cubierta verde por encima.

La ruta nos iba a llevar a la primera subida del día a través de unos escalones de madera provistos de cuerdas que hacían mucho más fácil la pequeña subida que íbamos a tener que realizar para pasar por debajo de la primera gran cavidad que nos íbamos a encontrar durante la ruta.


El conjunto de esta primera cavidad junto a la roca en el terreno que la protegía por debajo.




Junto a esta cavidad se encontraban las paredes próximas tapizadas de verde.


Un vistazo hacia atrás.


Y verde por todos lados (no me quiero imaginarlo en verano…).




El terreno iba a cambiar, para entonces obligarnos a todos los de la excursión a subir a través de unos peldaños hacia la zona que más me gustaría de toda la ruta, la zona de cavidad y cuevas que se internaban por el terreno.

Subiendo y echando la vista hacia atrás.




Tras los peldaños, saldríamos a una zona mucho más amplia, zona de entrada a alguna de las cavidades y por la que nos iríamos internando a través de escaleras en el terreno.

Vista hacia atrás.


Enseguida este menda tendría que bajar por la escalera de la imagen.


La primera cavidad en la que el grupo se tuvo que internar.
(pongo un par de imágenes de la misma, una con flash y otra sin él, ya que tengo dudas sobre qué imagen queda mejor…).




Un par de imágenes echando la vista hacia atrás.




Vista hacia atrás (con flash) de la entrada por la que habíamos empezado a internarnos en las cavidades del terreno.


¡Vamos hacia delante…!.


Un par de imágenes hacia atrás, del terreno por el que se había transitado momentos antes (con flas y sin flash…).




Se iba entonces a descender de forma brusca y ayudados por las cuerdas hacía un agujero en donde el itinerario nos iba a obligar a meternos y en busca de…????.


Vista hacia atrás de la bajada.


El agujero en la roca iba a conducir a “la peña” a través de unos 15 – 20 metros y por una estrechísima abertura entre las paredes calizas y que iba a llevar al grupo, de nuevo al bosque.




En esta parte nos recibiría en primer lugar “El Caleiro del Gamazo” o lo que era lo mismo, un horno de cal en el terreno.


El último lugar que se iba a visitar, tras subir otros peldaños, iba a ser una especie de mirador en el terreno y desde el cual se iba a poder ir viendo, más de lo mismo, verde por todas partes.


El itinerario tras bajar de dicho mirador nos iba a sacar a la zona de la carretera y tras un centenar de metros nos iba a internar de nuevo por el bosque, llevándonos de nuevo a la entrada a través de un corto itinerario, diferente al de la primera parte de la ruta.

Resumiendo la ruta, ruta recomendable, corta, fácil y guapa para “todos los públicos” y en el que se puede ir aprendiendo, mientras se camina, alguna de las costumbres de algunos  “añinos” atrás sobre las extracciones mineras de la época romana.


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