Día: 19-03-2022.
Lugares: Cornellana, Alto
de la Farrapona, Saliencia, Villarín, Pola de Somiedo, Villar de Vildas.
Integrantes: Mª José, Mª Jesús, Isabel, José Manuel.
Comentario:
Hacía un mes exacto de
la primera ruta que realizaríamos del grupo allá por el mes de Febrero y que
tendría como objetivo final la parte leonesa de la Babia así que pasados estos días llegaba esta cuarta excursión en la que el destino iba a ser un tanto diferente al de
aquel día ya que decidimos en esta ocasión irnos hasta uno de los concejos más espectaculares desde el punto de vista paisajístico del Principado como es el de Somiedo,
segundo concejo con menor densidad de población y el que alberga el parque
natural del mismo nombre, declarado Reserva de la Biosfera en el año 2.000.
Enlace con algo de
información del concejo...
https://es.wikipedia.org/wiki/Somiedo
Amanecía entonces este
Sábado 19 de Marzo con un día soleado e ideal para la ruta programada del día
así que a eso de las 09h15 estábamos recogiendo a la última integrante del
grupo, Mª José ya que antes ya se habían ido completado las dos primeras plazas
del coche y por si acaso había dudas sobre el transporte, nos vimos obligados desde la organización
a identificar el vehículo protagonista del día y que nos iba a sacar de
Oviedo en dirección a la localidad de Cornellana en un primer momento y en donde se tenía previsto
realizar la primera parada para tomar todos el primer café del día.
Identificación del
transporte de este día y que hubo que enumerar para prevenir que cualquier
persona de la excursión montará en el coche equivocado.
Realizaríamos un
trayecto muy cómodo por autopista hasta Cornellana (Salas) para estacionar el
vehículo en un lugar cercano al conocido "Café Bar Casino" y conocido por sus suculentos
desayunos.
Primeras imágenes nada
más aparcar.
Tras unas pocas de
decenas de metros ya entraríamos en el bar escogido para la ocasión y en el que
desayunaríamos unos cafés con varias casadiellas que descubrimos en el
mostrador y que parecían tener muy buena pinta.
Imagen de los cuatro
sentados en estos instantes previos del desayuno.
Tras esta pequeña
variación en el recorrido previsto hacia Somiedo, reanudaríamos la marcha para
irnos ya en busca del Concejo de Belmonte de Miranda y cruzar este municipio
para acto seguido ya entrar en el de Somiedo y descubrir el pronunciado cambio
que había sufrido el asfalto en cuanto a la anchura del mismo, con lo que hizo
ir en algunos tramos con cierto cuidado en cuanto a la conducción del “bus 1”
se refiere.
Tras pasar por los
pueblos de Aguasmestas y la Riera, abandonaríamos la carretera principal del
concejo para girar a la izda a la altura de la Central Hidráulica de La Malva y
pillar la carretera que recorría todo el Valle de Saliencia, uno de los 5
valles del concejo junto a los del Valle de Somiedo, Pigueña, el Valle del Lago
y el de las Morteras, todos con sus pueblos escondidos y que teníamos previsto
visitar en esta primera mitad del día en lo que correspondía al primero
mencionado (luego la realidad de lo que hicimos ya sería otro cantar...).
La carretera no iba a
ofrecer problemas para transitar a lo largo de la misma y nuestra primera
visita iba a ser a la parte alta del valle, el cual coronaba en el paso
montañoso del Alto de La Farrapona (1.708 m) y al que quería acercar a los
integrantes de la excursión aunque tengo que reconocer que en esos primeros Km
del valle no las tenía nada conmigo ya que esperaba encontrarme con nieve en la
carretera por lo que pensaba que iba a resultar imposible llegar a esta primera
parada en la zona.
Tranquilamente iríamos
ascendiendo con el coche para llegar sin problemas a la altitud de 1.708 m y
que marcaba el panel situado en lo alto de este Puerto de la Farrapona.
En dicha altitud,
lógicamente el frío se hacía notar así que tras abrigarnos ya pondríamos pie a
tierra para sacar algunas de las siguientes imágenes...
Los cuatro junto al
panel del puerto, zona en la que comienza una de las rutas más transitadas en
verano en la montaña asturiana, la de los Lagos de Saliencia y que esperamos realizar este verano ya que es un paseo apto para todos los públicos.
Caminaríamos unas pocas
de decenas de metros en busca del manto de nieve que cubría las zonas próximas
al puerto y en donde aprovecharíamos para sacar algunas fotos de recuerdo.
Nos acercaríamos a la
zona en donde estaba ubicado el panel de la ruta de los lagos y en la que
aprovecharíamos a que un montañero que iniciaba un paseo por la zona, nos
sacara alguna que otra foto.
Si se observa con algo
más de detalle la siguiente imagen, se puede descubrir como la nieve estaba
teñida de amarilla por el polvo del desierto que había inundado la península en
estos días en el tramo de inicio hacia los lagos.
Tras las fotos en el
puerto, regresaríamos al coche para protegernos del frío y reanudar la marcha,
esta vez puerto abajo aunque antes de arrancar y ¡cómo no!, inmortalizamos
dicho momento ya que nos habían sabido a poco las imágenes anteriores.
De nuevo motor en
marcha... y a los pocos centenares de metros, de nuevo tocaba parada, esta vez
para fotografiar la zona de los Picos Albos nevados con altitudes superiores a
los 2.000 m, mientras Mª José siempre atenta quería inmortalizar su imagen por
delante de ellos.
Tras la parada anterior
ya iríamos descendiendo hacia la zona de la braña que recibe el nombre de La
Campa y que había visto durante la subida al puerto y en la que pararíamos de
nuevo a ver “in situ” alguna de las cabañas de teito de esta zona, algunas
deterioradas como se puede ver en las siguientes imágenes.
Más imágenes...
Abandonaríamos entonces
el conjunto de cabañas para al cabo de unos Km, llegar al último núcleo rural
del valle o en el día de hoy el primero de los que visitaríamos en el concejo, el
pueblo de Saliencia (1.140 m).
Tras aparcar ya
comenzaríamos a internarnos por alguna de las calles del pueblo y en el que
apenas descubriríamos, salvo una señora de casi 90 años y que estaba en
perfecta condiciones, con la cual estaríamos hablando, su hija y alguna persona
más poco después.
Varias imágenes durante
nuestro paseo por el pueblo y en el cual había varias casas dedicadas a turismo
rural.
¡Auténtico,
auténtico...!.
Hablando con alguna de
las personas que he comentado, averiguamos que el bar-albergue del pueblo se
encontraba abierto así que para allá que nos iríamos a tomar algo y a intentar
hacer vida con “los lugareños”, si encontrábamos más se entiende.
A la puerta del
albergue nos encontraríamos con un chico argentino que nos confirmaría que el
establecimiento se encontraba abierto así que entramos y en su interior
encontramos una chica de colombia que fue la que finalmente y de forma
agradable nos atendería en la sesión vermout que estábamos a punto de comenzar.
Durante la sesión
vermouthera...
Tras dicha sesión e
intercambiar a la salida unas palabras con la pareja de jóvenes que en esta
época lleva el albergue, nos acercaríamos hasta la iglesia románica del pueblo
para plasmarla en alguna imagen.
Abandonamos entonces
esta zona del albergue con la intención de irnos hacia el coche pero cuando
estábamos a punto de llegar al aparcamiento situado a las afueras del mismo,
descubrimos como el bar situado a la entrada del pueblo parecía estar abierto
ya que había una pareja sentada en una mesa situada cerca de la puerta, así que
era inevitable y viendo “el tipo” de excursionistas que veníamos este día de ruta hasta
el concejo, entrar en dicho bar para iniciar la segunda parte de la sesión
vermouthera que habíamos iniciado un rato antes en el albergue.
Olor agradable que
venía desde la cocina una vez que entramos todos y que invitaba incluso a
anular la reserva efectuada días antes en Pola de Somiedo y con “tan solo una
llamada” por mi parte pero rápidamente el paisano del local ya nos avisaría que
dichos manjares estaban destinados exclusivamente a los de la casa ya que la
cocina del bar se encontraba cerrada al público, al igual que la del albergue
según nos había comentado la pareja que habíamos encontrado en el mismo.
¡Pues si hay que tomar
otro vino, habrá que tomarlo...!.
¡Qué miedo esa
foto...!.
Tras el rato de buen
ambiente entre nosotros, abandonamos el local para irnos a por el coche y poner
rumbo a Pola de Somiedo, pero antes nos daría por realizar una breve parada en
un pueblo encajonado que tenía el nombre de Villarín y cuya edificación más
llamativa era el Palacio del Conde Torata.
Comentar sobre este
palacio del Conde de Villarín y Vizconde de Torara que el mismo sería la casa
solariega de un ilustre del pueblo, un tal Jerónimo Valdés Sierra (1784 - 1855),
el cual sería un destacado militar, político y escritor y el cual recibiría por
su muchos méritos estos títulos nobiliarios, siendo su hijo Fernando Valdés y
Hevia, el que reedificaría la actual mansión palaciega sobre la que existía
hasta el momento, allá en las postrimerías del siglo XIX.
Algunas imágenes
obtenidas de dicho palacio.
Y...¡Cómo no...de las
chicas también por el pueblo...!.
Acabada la visita a
este pueblo ya que pondríamos rumbo al que para mí es el restaurante "clásico” en dicha capital, “Casa Miño” y el cual ya
conocía de alguna anterior visita, la primera allá por 1994 y la última en el
2020 en la que me iría a celebrar mi 50ª cumpleaños en solitario y en plena
pandemia del Covid y ya cuando lo habían reformado, nada que ver con el de los
años 90 en cuanto al aspecto de su interior.
El establecimiento
aparte de hotel tiene también apartamentos como se puede ver en el siguiente
enlace...
Nada más llegar a la
capital somedana ya nos iríamos directamente al restaurante y a pedir de la
carta lo que finalmente disfrutaríamos en la mesa, atentos todos y esperando a
que viniera la comida.
Los platos de este día
serían los siguientes...
El pote de berzas, en
mi opinión de cantidad escasa para los cuatro aunque sí que es verdad que hay
que decir que estaba rico.
Los segundos platos
consistirían en un cachopo de carne de la zona con otro plato de cabrito, ambos
platos estaban también muy bien.
Los postres.
Tras los cafés ya
vendría la cuenta, unos 27 euros por cabeza, idéntico precio al que tuvimos en
Quirós hace un par de excursiones pero en este apartado y no me extiendo más y sino lo digo reviento, entono el “mea culpa” exclusivamente ya que me pareció caro "por cierto "motivo" achacable a este menda así que aunque la comida estuvo bien, me parecieron peores las sensaciones que tuve al final de la misma que
las de aquel día en “Casa Jamallo”.
Abandonaríamos entonces el restaurante y empezaríamos a dar una pequeña vuelta por el pueblo y el primer lugar que visitaríamos sería el Centro de Interpretación del Parque Natural de Somiedo.
Tras dicha visita que
apenas duraría unos minutos, fuimos paseando entre algunas de las casas del
pueblo mientras el buen ambiente era el protagonista entre los cuatro.
Daríamos por finalizada
esta parada principal del día para decidir seguidamente irnos a visitar el
pueblo de Villar de Vildas, conocido por ser pueblo ejemplar de Asturias en el
año 2004 así que pondríamos rumbo a dicho lugar con una dosis de paciencia ya
que la carretera principal del concejo y luego la comarcal de 11 Km que
pillamos no invitaba precisamente a la velocidad y a la distracción en ningún
momento.
Llegaríamos los cuatro
a Villar de Vildas (850 m – 89 hab en el 2020), aparcando como en otras
ocasiones en las que había estado por el tema montañero, a la entrada del
pueblo así que ya iniciaríamos nuestra incursión tranquila por el mismo antes
de que empezara a anochecer.
Alguna imagen del
mismo.
Daríamos una vuelta por
las diferentes caleyas mientras aprovechamos a sacar alguna que otra foto para
el recuerdo mientras el itinerario por el pueblo nos lleva a pasar al lado
mismo de la iglesia del pueblo.
Regresaríamos casi
hasta el punto de partida en donde se encontraba un alojamiento rural con el
bar abierto así que no lo dudamos y enseguida nos iríamos a pedir algo para
tomar en una mesa de las situadas junto a la entrada al mismo ya que había que
hidratarse...
En este punto pasaría una de las anécdotas que van a quedar el resto de toda mi vida moviéndome por ambientes rurales y es que nunca había visto como una de las personas que me pudieran acompañar a una excursión le preguntaba a un paisano de un pueblo que si en el pueblo había muchos burros o concretamente cuántos burros había en el pueblo, ante lo que el paisano y que iba con dos animales de dicha especie le contestaría que de cuatros patas eran los dos que llevaba él y de dos patas los había mucho más pero en el pueblo y ante lo que lo primero que supongo que pensamos todos ante tal pregunta y respuesta fue algo así como ... ¡tierra tráganos...!.
El paisano se tomaría con humor la pregunta en cuestión y para no mencionar a la protagonista de la misma, creo que todos nos podemos dar cuenta de quién pudo ser la que realizó tal cuestión a dicha persona entre los integrantes de la ruta del día.
Después de las risas
que originó tal pregunta con su respuesta, pondríamos punto y final a la visita
aunque sí que es verdad que en esos momentos creo que nos hubiera apetecido a
todos más bien quedar a pasar la noche que irnos para el coche para poner rumbo
a casa.
En la hora restante
hasta llegar a casa ya no se produciría ninguna novedad, tan solo en mi caso
conducir hasta Oviedo a donde llegaríamos a eso de las 20h aprox y tras
disfrutar un jornada en buena compañía y como siempre, las risas en muchos
momentos serían las protagonistas de la ruta de este día.
Para finalizar el relato del día, reconocer que no le pongo lugar exacto a donde se sacó la siguiente imagen aunque me apetece que quede reflejada en el post así que ahí va una última imagen de los integrantes de la excursión de este día.
¡Ahora a por la quinta
excursión y a la espera de donde nos dejaremos caer, ya se verá...!.
Puntualización sobre las fotos...Una parte de las fotos reflejadas son de la cámara de Mª José.