Fecha:
20-06-2017.
Lugares visitados en este post: Monasterio de Piedra, Godojos, Alhama
de Aragón, Nuévalos.
Comentario:
Seguimos en este segundo día en
tierras mañas y tras la visita de la mañana a la zona de las cascadas del
Parque Natural del Monasterio de Piedra, tocaba visitar el Monasterio de Piedra,
pero todo esto iba a ser después de comer en uno de los dos restaurantes
enclavados dentro del complejo del Monasterio, el Restaurante Piedra Vieja, el
clásico restaurante dedicado al turista que se deja caer por estas latitudes.
El menú no era nada del otro
mundo, el clásico menú turista (13,75 euros cada uno) y lo que comimos se puede
decir que estaba con un sabor muy normaluco sin más y consistiría en comer de primeros
platos unas migas con huevo y uvas para Adela y para este menda una ensalada con vinagreta
al eneldo y como segundos platos una trucha del Río Piedra con longaniza de
Aragón y arboromia de verduras y para este menda un filete de pierna de cordero
a la plancha con ajolio al romero. De postre tomaríamos los dos natillas monjiles.
Pues tras la comida y tras
esperar un buen rato a que la lluvia amainara mientras comprábamos algo en la
tienda de recuerdos, nos dispusimos a entrar en el Monasterio (la entrada al
mismo estaba incluida con la del parque), teniendo que esperar casi 45 minutos
a que la siguiente visita con guía empezara.
Pero antes de exponer algunas
de las imágenes sacadas del interior del Monasterio, algo de información sobre
el mismo en el siguiente enlace…
Resumiendo en pocas palabras la información sobre dicho monasterio decir que es un monasterio que fue fundado en 1194 por trece monjes
cistercienses venidos del Monasterio de Poblet, en el antiguo castillo de
Piedra Vieja y junto al río Piedra (el resto de su historia, mejor tomarse la
molestia de entrar en dicho enlace).
Con nosotros y algunos
visitantes entraría un grupo muy numeroso de estudiantes que iban en una
excursión, ante lo cual temimos que no íbamos a disfrutar casi nada de las
explicaciones de la chica que nos hizo de guía (Adela quedaría encantada con la
misma) pero la verdad hay que reconocer que la visita nos sería al final mucho
más tranquila de lo que presumíamos mientras estábamos esperando a que ésta
comenzara.
Resumiendo en unas pocas imágenes,
la visita se tradujo en…
Comenzaríamos la visita con la
zona del claustro.
La primera dependencia a la que
entraríamos sería la Sala Capítular ,
más o menos sería como el centro neurálgico de la vida monástica del monasterio.
Los jardines del claustro.
Capilla barroca situada antes
de la entrada a lo que fue la antigua iglesia del monasterio.
La excursión nos iba adentrar
en lo que fue un día la iglesia del monasterio, encontrándose la misma
semiderruida y en un estado mucho peor de lo que esperaba.
Su estilo fue de románico tardío (s. XIII) y en su construcción se usaron sillares de caliza muy porosa, encontrándose como digo en avanzado estado de deterioro.
Su estilo fue de románico tardío (s. XIII) y en su construcción se usaron sillares de caliza muy porosa, encontrándose como digo en avanzado estado de deterioro.
Tras esta zona, la guía nos iba
a llevar por el pasillo conocido como la Callejuela Negra
o Callejón de los Conversos.
Tras este callejón, nos iríamos
hacia la zona de la Cilla
o dicho en otras palabra, la parte del monasterio que servía de almacén.
La visita terminaría adentrándonos
en otras estancias del monasterio como fue en la de la Cocina , el Refectorio y el
Calefactorium.
La visita guiada tras estas
estancias iba a terminar, quedando entonces libres para repetir de nuevo y a
nuestro ritmo la visita al monasterio, cosa que hicimos.
Resumiendo la visita, se puede
decir que estuvo bastante bien y que nos gustaría bastante, pero hay que
reconocer que el monasterio que descubriríamos un par de días después (Real Monasterio
de Veruela), eclipsaría al de este día.
Daríamos por concluida la
visita a esta zona, aunque todavía nos acercaríamos hasta una ermita, ermita
que no podríamos visitar porque nos empezaría a llover, así que esta última
visita la dejaríamos para el día siguiente por la mañana a primera hora y
cuando abandonáramos esta zona de Nuévalos.
Como todavía nos quedaban unas
cuantas horas de disfrute en la tarde, se me ocurrió y ya que quedaba cerca del
hostal (a 14 km
aprox) ir a conocer un pueblo que había visto en el mapa días antes, el pueblo
de Alhama de Aragón, pueblo conocido por su balneario.
En el trayecto hasta este
pueblo, íbamos a descubrir en lo alto de una colina una ermita, ermita a la que
no llegaríamos pero en detrimento de ésta, íbamos a llegar al pueblo más
cercano a la misma y que desde lejos nos había llamado la atención por un torreón
situado en su parte superior, el pueblo de Godojos (787 m – 53 hab en 2016).
Tras aparcar el coche ya nos
adentraríamos por algunas callejuelas sin encontrar un alma y en dirección a
dicho torreón, pasando antes por la
Ermita de la
Virgen de la
Esperanza , así como por su Ayuntamiento y por la Iglesia de la Purísima Concepción ,
de estilo barroco, construida en piedra sillar, mampostería y ladrillo (siglo
XVIII).
Tras pasar por los anteriores
monumentos, llegaríamos a la parte superior y en donde estaba la Torre – Castillo de los
Señores (siglo XIII).
Tras esta visita a dicho
pueblo, ya nos iríamos directamente hacia el pueblo de Alhama de Aragón (664 m – 1.034 hab en 2016),
pueblo que, sin saberlo nosotros, tenía un importante balneario.
Enlace con información del
pueblo.
Nos iríamos a conocer esta zona
del balneario, dándonos un placentero paseo por sus jardines y por la zona del
lago termal del complejo.
Acabaríamos la visita del
balneario tomando algo en la terraza del bar del mismo y acto seguido intentaríamos
subir hasta una colina en donde asomaba en lo más alto de la misma una
fortaleza, el Castillo de Alhama de Aragón.
Dicho castillo fue levantado
por los musulmanes sobre un cerro a las afueras del pueblo y para dominar el
camino y el curso del Río Jalón.
En la actualidad solo permanece
en pie la torre del homenaje y como pequeña anécdota decir que fue conquistada
por El Cid, aunque volvería a manos musulmanes hasta que el Rey Alfonso I de
Aragón la conquistó definitivamente en el año 1.120.
No encontraríamos con la forma de
subir a la misma y eso que preguntamos (no nos quedaría casi más ganas de
preguntar por el tono de la respuesta de un paisano del pueblo), así que nos
tuvimos que conformar con ver dicho castillo desde la plaza del pueblo, plaza
en la que se encontraba situada la
Iglesia de la
Natividad de Nuestra Señora.
Dada las horas que eran
decidimos picar algo en la plaza del pueblo, en un local con el nombre de “Stop”
y en el que pedimos unas bravas, un pincho moruno y una cosa que nunca había
probado llamada “Madejas”, que luego me enteraría que era un producto típico de
la provincia de Zaragoza y elaboradas con las tripas e intestinos del cordero.
Decir sobre este plato que no
me gustaría casi nada, aunque sí que es verdad que me lo comería (un trozo de
madeja acompañado cada vez de un sorbo
de cerveza) dado que ya tenía algo de hambre.
Tras la cena (unos 15 euros
aprox) ya nos iríamos hasta Nuévalos, pero antes de subir a la habitación del
hostal, todavía nos daría tiempo para ir a visitar la Ermita de la Virgen de los Alvares, de estilo neoclásico rural y construida en el siglo XVII.
Desde dicha ermita apuraríamos
el tiempo y nos acercaríamos hasta la zona del embalse a conocer las últimas
ruinas del día, ruinas a las que no nos acercaríamos, conformándonos con
contemplarlas desde un centenar de metros y que tenían la forma de un torreón o
una ermita.
Y esto sería lo que daría de sí
este primer día completo, día que nos descubriría cosas que realmente hacían
que el destino inicialmente planificado había sido todo un acierto.
Ahora tocaba al día siguiente
abandonar el pueblo y poner rumbo a Zaragoza capital, pero eso ya para el
siguiente post…