Día: 16-06-2018.
Desnivel: +590 m.
Longitud: 13,18 Km .
Tiempo: 03h:59:24
Comentario:
En este día me iba a encontrar algo vago para ir
lejos con el coche a realizar la ruta de montaña de esta jornada, así que pensando en
una más o menos cercana a Oviedo, decidí tirar para el Concejo de Riosa para
intentar hacer una que había visto hace ya algún tiempo y que tenía como
destino las minas de Rioseco pero partiendo poco después de la localidad de La
Vega y con una primera subida al pueblo de Muriellos.
Dejaría el coche en la Plaza de
Nijeres (300 m
aprox), situada poco después de esta localidad de La Vega y en la carretera que iba en
dirección al pueblo escondido de Llamo.
Tras dejar el coche caminaría
unas decenas de metros por dicha carretera hasta encontrarme con el primer
desvío del día, el Caleyón de Muriellos.
Con mucha tranquilidad iría
subiendo por dicho tramo asfaltado hasta encontrarme con el tramo hormigonado
que en fuerte pendiente me iba a obligar a ir subiendo hasta el pueblo de
Muriellos por la corta pero pendiente ruta del “Caleyón de Muriellos”.
El itinerario me iba a meter
durante unos minutos en la zona sombría por la que caía el Reguero del Bon,
zona en su mayor parte en la que el hormigón se encontraba bastante resbaladizo
por la humedad reinante durante todo este trayecto hasta el pueblo de Murieses.
A pesar de la arboleda, en el tramo
final esta se despejaría y me dejaría ver con claridad toda la zona de La Vega
y la del Monte Llosorio (998 m )..
Imagen en la que se ve la zona
en la que dejaría el coche aparcado en este día para comenzar la ruta (primeras
casas…).
Llegaría entonces al pueblo de
Murieses (430 m ),
el cual conserva buenos ejemplos de arquitectura tradicional y por lo cual
siempre es agradable perderse entre sus caleyas empinadas, así que tras salir a la carretera y
andar hacia la drcha unos 30 metros ,
tocaba de nuevo un desvío para pillar a la izda otra caleya que me conduciría a la
parte superior del pueblo.
Saldría a la parte superior del
pueblo y en donde pillaría la pista que iba en dirección a la carretera general de
subida al Angliru (señal del área recreativa de Víapará), tramo este que conocía por haber descendido en varias
ocasiones desde las cotas altas de la sierra hasta la zona de La Vega.
A medida que iba ganando metros
las vistas se abrían y me iban ofreciendo espectáculos como por ejplo este que
sigue y en el que se muestran el pueblo de La Ara y el pueblo de Doña Juandi.
Un par de imágenes de la pista
y en la que uno se puede hacer más o menos una idea de la pendiente que tenía
la misma en su mayor parte del recorrido.
Primeras vistas del manto
vegetal verde que cubría las laderas de la Sierra del Aramo y por el que se
suponía tendría que caminar alguna hora después en busca de las Minas de
Rioseco.
Vistas hacia atrás durante mi
ascensión.
Una de las pocas cabañas
ganaderas que me aparecerían durante esta parte del recorrido de hoy.
Tras algo más de de una hora
llegaría a un cruce de pistas, tomando entondes a la izda el sentido ascendente
que me llevaría a las Campes de Utriel (837 m).
Zona de Las Campas de Utriel (837 m) y en donde
tendría que pillar el desvío a la izda para continuar dirección a las Minas de Rioseco por Rozacaxil.
Espectacular vista del
Monsacro.
El itinerario proseguía con su
subida mientras la niebla seguía jugando con la Sierra del Aramo.
Llegaría a una especie de
pequeña collada en la que tendría que seguir con el rumbo previsto (pto rojo),
aunque sí que es verdad que lo que veía por delante no me gustaba mucho que
digamos ya que estaba seguro que el tramo de pista moriría en cualquier momento
para convertirse en un sendero tomado más o menos por la maleza, más frondosa esta
que nunca dado todo lo que ha llovido durante estos meses (de hecho no me
equivocaría…).
Cruzándome con los lugareños.
Por delante se suponía que me
iba a encontrar con un terreno totalmente abonado para las garrapatas y demás
bichos.
Pillando la continuación de la
pista (pto rojo anterior) en esta pequeña collada.
Vista hacia atrás desde el
punto anterior.
Vistas hacia el Este.
Comenzaría a caminar por la
continuación de la pista, encontrándome con dos o tres tramos sumamente
embarrados en todo lo ancho y en los que tuve que parar durante unos minutos
para ver la mejor manera de posible de salvar dichos obstáculos.
Una vez salvados dichos
obstáculos de barro y fango también me iba a encontrar con arboleda invadiendo
toda la pista.
Tras superar este último obstáculo,
la pista finalizaba a la entrada de una finca, la cual se encontraba casi
invadida por la maleza.
Las señales sobre el itinerario
a seguir me indicaban en este momento que tendría que ir dando un rodeo a dicha
finca, así que internándome ahora por sendero, eso fue lo que haría.
Durante el siguiente tramo de
unos 15 minutos tendría que ir salvando diferentes obstáculos sobre el terreno,
en forma de ramas y arbustos espinosos, a la vez que tenía que ir atento de no
perder el sendero ya que por momentos el mismo se difuminaba sobre el terreno
invadido por las altas hierbas y helechos que cubrían las laderas del Aramo.
Llegaría entonces un momento en
que el sendero me desaparecería por completo, así que viendo el tipo de terreno
al que me iba a tener que enfrentar, el cual no me motivaba nada, decidí dar
por concluida esta ruta en el itinerario de ida y dar la vuelta para volver
sobre mis pasos a la pista que un cuarto de hora antes había dejado.
Vista desde el punto en el que me daría la vuelta del terreno que me hubiera tenido que enfrentar en caso de haber continuado.
Dado lo frondoso y la época del
año, quizás no era esta fecha la más idónea para recorrer esta parte del Aramo,
así que para otra vez será, seguramente para la temporada de finales del
Invierno y cuando la nieve y el hielo haya hecho que el manto verde no esté tan
crecido.
Daría entonces la vuelta y empezaría
a caminar sobre mis pasos, no teniendo problemas para alcanzar la especie de “pequeña
collada” de la ida.
Desde dicha collada ya sería
todo un descenso muy cómodo por el tramo que había llevado en la ida, llegando
al punto donde he comentado antes como “cruce de pistas” y en el que ahora
tomaría el desvío a la izda para ir descendiendo hasta el coche por la zona de
El Carbonín y de Ablaneo (este menda había subida por la drcha de la imagen).
El descenso ya era sobradamente
conocido por este menda, así el resto de la ruta sería caminar por la pista
hasta llegar a la zona de El Carbonín y en donde ya me encontraría el asfalto
que no abandonaría hasta llegar al lugar en donde había dejado el coche.
Imágenes tomadas durante el
descenso.
Completaría al final una ruta
en este día de 13,18 Km
en 03h:59:24 pero con la sorpresa “inesperada”, aunque no del todo, de la
compañía que me llevaría a casa en forma de garrapatas, contando dos en la
pierna izda que las quitaría con sumo cuidado de no hundirlas más todavía en la
piel, aparte de la oportuna inspección ocular de todo el cuerpo.
Una vez en casa con una de mis "amigas" garrapatas.
A pesar de no llegar a realizar la ruta inicialmente planificada, no regresaría a casa con mal sabor
de boca ya que viendo el paisaje verde que tenía por delante, lo mejor que pude hacer fue dar la vuelta, así que...
¡Habrá que intentar repetir la ruta en un futuro...!.
¡Habrá que intentar repetir la ruta en un futuro...!.
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