Fecha: 05-08-2021.
Lugar: Avila (Monasterio de la Encarnación y Basílica de San Vicente).
Comentario:
Amanecía
el día soleado en Avila, todo un lujo para un asturiano y más este año que
según “El Comercio” y “La Nueva España”
ha sido el peor verano de los últimos 30 años en Asturias (no me extraña que la
peña alucine con el verde “único de Asturias” a lo largo de los más de 10.000
Km cuadrados que tenemos pero lo que “no saben” es la consecuencia de la humedad
y pertinaz lluvia incluso en verano y por ello se ha vuelto refugio en el país
para escapar de las altas tempeturas y sino la muestra de que en Septiembre
seguimos con el llenazo en las casas rurales en la región...).
Algunos
titulares de los dos periódicos que he mencionado...
-
El Principado cierra los meses de junio y julio más lluviosos de las últimas
décadas.
-
El Principado afronta un puente festivo con sol y nubes, temperaturas suaves y
alguna llovizna mientras “arde” el resto de España.
-
“La temperatura es muy buena pero echamos de menos el sol”, dicen los turistas
con doble maleta con ropa de frío y de calor.
A ver que me enrollo con esto del tiempo, el
primero o segundo tema habitual de conversación por estas latitudes asturianas en los
meses de verano así que continúo con el relato del segundo día de vacaciones
por fuera de la región diciendo que nada más salir del hostal lo primero que
haría sería irme para el interior de las murallas a ver si localizaba algún
sitio para la primera toma de “cafeína” del día.
En mi periplo inicial por el casco antiguo me
acercaría a la zona del Ayuntamiento y su plaza y en donde se supone que
encontraría algunos locales abiertos para desayunar algo, aprovechando para
sacar alguna imagen de dicho ayuntamiento.
Seguía en busca del café por las calles,
extrañándome que la mayoría estuvieran cerrados a esas horas así que
localizaría un local llamado “Café Fortaleza” conocido según Internet por su
variedad en desayunos así que sin dudarlo me animaría a tomar el primer café
del día y a probar una de las variadas tartas que exhibían en el local.
Imagen de alguna de las calles de Avila a esas
horas de la mañana y del interior del local que comento.
Vista de dicho monasterio desde el lugar donde
había dejado el coche la tarde anterior.
Caminaría cerca de 10 min hasta el edificio
aprovechando a sacar alguna imagen de las murallas de Avila desde dicho lugar
así como de la zona plazoleta de acceso al museo que me animaría a visitar
momentos después.
No veía ningún movimiento de gente por el lugar
así que entré a preguntar si se podía visitar el monasterio o al menos una
parte de él ya que en esos momentos no sabía que era de clausura y siempre me
han atraído muy mucho dichos edificios y todo lo relacionado con la vida en los
mismos.
Lógicamente la respuesta sería negativa pero en su
lugar me ofrecieron por un módico precio visitar el pequeño museo existente en
el edificio así que sin dudarlo decidí visitarlo aprovechando para sacar
algunas imágenes como por ejplo estas dos que siguen.
Después de esta visita, aproveché la sugerencia
que me dieron para irme hasta la iglesia ya que había una guía en su interior
con un pequeño grupo de personas, la cual estaba dando las oportunas
explicaciones que luego en solitario caerían con agrado para este menda ya que
me enteraría por fin lo que significaba en grandes rasgos el mundo de las
religiosas de clausura.
Tras esta primera visita del día, me acercaría de
nuevo a la zona de las murallas para conocer una iglesia que en su momento fue
una visita estrella a la ciudad como era la Basílica de San Vicente, templo
románica y el segundo monumento más importante de la ciudad, después de la
catedral.
Información de la Wikipedia sobre dicha
basílica...
https://es.wikipedia.org/wiki/Bas%C3%ADlica_de_San_Vicente_(%C3%81vila)
Un par de imágenes del exterior de la basílica.
Y algunas de su interior.
Era ya casi la hora de comer cuando salía de la
basílica así que era hora ya de ir pensando en dónde me podía comer el tan
renombrado chuletón de Avila pero antes iba a ir a tomar el vermouth al lado de dicha basílica ya que el calor se puede decir que apretaba algo.
Antes de poner rumbo a alguno de los reconocidos
restaurantes de la ciudad todavía me daría tiempo inmortalizar la puerta de la
muralla más próxima a la basílica donde había estado momentos antes y de ver la Ermita del Humilladero.
Intentando localizar alguno de los restaurantes
que he comentado anteriormente, localizaría entre varios uno que estaba en el
primer lugar en la página Tripadvisor
(en varias páginas su situación estaba entre el primer y tercer
lugar...) y que había visto la noche anterior cerca de la zona del hostal y en
el que no me había apetecido intentado cenar
por no tener demasiada hambre así que viendo que lo tenía muy cerca y
que parecía “de nivel” por lo que vi de su interior, me fui para el local y
pregunté “a la desesperada” si había mesa para uno, con la suerte que me
respondieron afirmativamente para ponerme en un especie de esquina aunque para
nada me importaba la ubicación en esos momentos ya que lo importante era el
chuletón por encima de la mesa en sí.
Página del local en donde comería este día y que
acabo de mencionar, “El Boccocco”...
La carta me iba a ofrecer el menú especial del
restaurante que iba a consistir en un primero, un segundo, postre o café más
una bebida (por unos 30 euros) así que tras consultar al camarero por un primer
plato que en mi lugar pediría él, opté por la opción de los huevos rotos con
foie, un primer plato que pedía mucha la peña según el chaval que me atendió en
un primer momento.
Imagen del primer plato que se puede decir que
“estaba de muerte”.
En el segundo plato no tendría dudas ya que la
opción no admitía consejo en este día, el tan afamado Chuletón de Avila, el
cual estaba muy bueno aunque no todo lo espectacular que esperaba (seguramente
por mis expectativas) pero muy recomendable también.
Finalmente llegaba la hora del postre, del cual
no me acuerdo exactamente del nombre pero que me daría un muy buen colofón a la
comida de este día.
En cuanto al restaurante, decir que muy bien
todo, tanto la comida como la atención por parte de los camareros así que se
puede decir que es de esas ocasiones que uno abandona un restaurante pensando
en cuándo volver (opción que contemplé casi hasta el día anterior de mi marcha
de la zona del levante aunque finalmente no me acercaría de nuevo ya que tenía
ganas de llegar a casa directo).
Como digo la atención fue muy buena por parte del
personal del local y de la chica encargada, la cual me dijo que era la mujer
del dueño así que como transmitía buen rollo me animé a pedirle consejo por algún local de copas para tomar algo por
la noche y que no fuera el típico pub nocturno. Dicha chica me recomendaría uno
situado en una especie de palacio convertido en hotel, el Sofraga Palacio así
que en mi mente se podía decir que ya tenía plan para despedirme de Avila esta
noche.
Abandonaría entonces el restaurante para
dirigirme al hostal a pegarme una pequeña siesta antes de ir a visitar la
catedral y la parte de Avila incluida dentro de la muralla medieval así que
dejo lo que que daría de sí la tarde para los dos siguientes post.
¡A dormir “la irrenunciable” siesta en la siguiente hora!...
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