viernes, 11 de mayo de 2018

PEÑA VIGUERAS (1.320 m) DESDE SAN ESTEBAN DE CUÑABA.




Día: 05-05-2018.

Desnivel: +1.050 m.

Picos subidos: 1         Peña Vigueras (1.320 m).

Longitud: 13,96 Km.

Tiempo total:  05h:44:42

       Ascensión:   07,20 Km en 03h:13:25

       Descenso:     06,76 Km en 02h:31:17


Comentario:
Me iba a acercar este sábado hasta la zona de San Esteban de Cuñaba para intentar coronar la cima de este pico de la Peña Vigueras (1.320 m) en una ruta que no entrañaba demasiadas dificultades sobre el terreno pero que a la vuelta se me complicaría bastante por un resbalón que pegaría al vadear un riachuelo y que bien pudo hacer que tuviera, para este menda, consecuencias fatales en esta jornada, así que el recuerdo que me quedará para siempre de la ascensión de este día no será precisamente muy positivo por dicho motivo.

Como siempre en mi itinerario hacia dicho pueblo de San Esteban de Cuñaba (300 m – 12 hab en el 2015), pararía en el lugar de siempre en Unquera a desayunar para acto seguido llegar ya al pueblo asturiano para comenzar la ruta a eso de las 10h15 de la mañana.

Primera imagen obtenida a mi partida del pueblo.


Retrocedería unos metros hasta la salida del pueblo, encontrándome en una curva cerrada con el panel indicativo de la ruta de este día y con el cartel indicativo al Collado Galabín, así que para el puente de piedra situado sobre el río San Esteban me iría, encontrándome con otro cartel que indicaba también la ruta de este día, conocida en una parte (hasta dicho collado) como la Senda del Pastor.






La senda tomaba ya desde el puente un claro sentido ascendente que en esos momentos no revestía demasiada dificultad por la pendiente que tenía, así que poco a poco fui ganando metros en busca del tramo más duro del itinerario, situado entre los Km 1 y 2 de la ruta.

Al poco de comenzar, primer vistazo hacia atrás y hacia la zona del pueblo.


El sendero aunque estrecho, se dejaba caminar muy bien.


Otro vistazo hacia atrás y como se puede ver, el pueblo de San. Esteban de Cuñaba está enclavado en un paraje idílico y muy solitario, hay que decir.


En el 2º Km del recorrido se encontraría el tramo más duro de todo el itinerario hasta el collado Galabín, tramo en el que me encontraría una buena tanda de curvas de herraduras trazadas en el sendero y gracias a las cuales iría ganando metros con mucha rapidez.

Después de dicha tanda el sendero continuaría con la dirección que llevaba y con vistas a una parte de la Sierra Cocón con su cumbre más significativa, el Cueto Cerralosa (1.559 m).


Vista hacia atrás con el pueblo, ya en cotas inferiores y con el árbol más llamativo de todo el recorrido, una gran encina que me encontraría en la subida.


Sierra Cocón.


Vistas hacia atrás con todo el manto vegetal que cubría las laderas de estas sierras.




Después del 2º Km, el sendero iba a bajar bastante su pendiente, incluso iba a tener algún ligero descenso que apenas se iba a notar y que me iba a permitir tener un descanso para las piernas en una ruta en la que no me encontraría del todo fino en cuanto a nivel físico.

Poco a poco ya me iba acercando a la cabecera del valle.




Otro par de vistas hacia atrás con el sendero perfectamente trazado en el recorrido.




En dicha cabecera se suponía que me iba a encontrar con la Majada de Sombejo y con su “conocida” cascada de unos 20 m de altura que en época de deshielo es bastante espectacular.


Durante todo el recorrido el Río S. Esteban había ido siguiendo su curso por el fondo del valle pero a medida que iba a llegar a la zona de la cabecera y de la majada, la distancia que me separaba con el curso del caudal de agua iba a ir disminuyendo hasta el punto de tener que cruzar el río para cambiar a la vertiente más próxima a la Sierra Cocón.

Tras caminar varias decenas de metros por la otra vertiente, el itinerario (perfectamente señalizado) me obligaba a cambiar de nuevo de lado, así que tras cruzar el río sacaría la siguiente imagen, echando la vista hacia atrás para ver el tramo por donde había venido segundos atrás.


Autorretrato del menda en este tramo.



El ruido de la cascada dejaba notar su presencia, así que tocaba acercarse al emplazamiento de la misma y ver la caída de agua, así como un buen nevero situado en su base.


Vista hacia atrás de alguna cabaña de la Majada derruida de Sombejo, el Collado Galabín al que tendría que llegar poco después y por detrás de este, la ladera tapizada de la cima anterior al objetivo de la jornada, la Peña Vigueras (1.320 m).


Cascada con su nevero y al cual me acercaría para observar la cavidad por la que iba saliendo el agua de la cascada.




Tras perderme unos minutos en esta zona, continuaría con mi progresión de metros y subiendo en dirección al Collado Galabín, subida muy fácil por el tipo de terreno que era, así que tocaba despedirse de la cascada.


Guapa zona cimera situada por encima de la cabecera del valle y de su cascada y a la que tendré que acercarme un día de estos a conocer.


Otra vista hacia atrás en mi itinerario hacia el Collado Galabín y como se puede observar, el terreno no era para nada problemático para avanzar.


En dicho collado se encontraba un poste con un par de paneles indicativos señalando la dirección a seguir según uno quisiera llegar al pueblo de Oceño y desde donde partía el itinerario más fácil hacia el pico o hacia el pueblo de San Esteban de Cuñaba, el cual había sido mi punto de partida para este día.


Por delante se presentaba la última parte del itinerario de subida del día.


Y por detrás, la llamativa charca del collado con la Sierra Cocón detrás.


Iniciaría la subida, con vistas hacia el Noroeste, de una parte del itinerario que me hubiera llevado hacia el pueblo de Oceño, en el caso de haber querido continuar hacia el mismo.


Realizaría la subida sin problemas, llegando a la cumbre de este pico de Peña Vigueras (1.320 m), la cual estaba presidida por un vértice geodésico, tras caminar 07,20 Km en un tiempo de 03h:13:25.

Imagen del vértice geodésico con las cumbres de los Picos de Europa completamente nevadas (muchísima nieve para las fechas que estamos…).


Estaría sobre un cuarto de hora en la cumbre, disfrutando de las vistas privilegiadas que me “regalaba” la misma, así que tras sacar algún vídeo que otro, iría descendiendo con bastante tranquilidad hasta el Collado Galabín, antesala de la Majada de Sombejo, a la cual tenía la intención de acercarme.

Vistas durante el descenso y aproximándome a dicho collado, collado en el que, como he dicho anteriormente, había una charca y un poste con un par de letreros.




Del collado me iba a tocar realizar un cómodo y corto descenso hasta las proximidades de las cabañas derruidas de la majada.


Una vez en las cercanías de dicha majada me iría hasta el río para ir intentando localizar el sendero que me llevara de vuelta hacia el pueblo de San Esteban de Cuñaba, ya que en este par de centenares de metros el sendero parecía haber querido desvanecerse en relación con el de la ida.

Cruzaría la corriente de agua dos o tres veces sin problemas, avanzando unos metros con cierta comodidad hasta encontrarme de nuevo con un terreno que hacía difícil el avance, por lo que observé que a la otra orilla el terreno parecía querer darme un respiro y por lo que me atrevería a vadear de nuevo el río o mejor dicho riachuelo en esta parte de su curso y con la mala suerte de que al apoyar por primera vez uno de los pies en una piedra, casi sin darme cuenta, estaba recibiendo golpe seco en la parte del labio superior y de un lado de la nariz y viendo como la gorra se iba río abajo y yo empezaba a sangrar por la zona del labio o de la nariz.

Notaba que en esos momentos no parecía que fuera de gravedad la caída que había sufrido ya que movía sin ningún tipo de problemas las piernas, los brazos, no tenía dolor alguno (salvo la parte del labio superior) pero sí que notaba un buen grado de tensión por haber sufrido dicho accidente y sobretodo por pensar lo que hubiera pasado si la piedra que me había golpeado en la parte frontal de la cabeza, hubiera sido de otra forma y no plana como parecía que era (lo digo por las consecuencias del impacto).

Momentos después del impacto.


Tras reponerme durante unos segundos del susto e inmortalizarme en la anterior imagen, ya iría descendiendo con bastante cuidado de no tropezar (el sendero tampoco es que ofreciera muchos problemas en cuanto a su piso) y en todo momentos con la cabeza dándole vueltas sobre lo que hubiera podido suceder en caso de que hubiera impacto en otra zona de la cabeza o con otro tipo de piedra.

Con este tipo de pensamientos, tengo que reconocer que del descenso hacia el pueblo apenas me enteraría y que me pasaría todo muy rápido, llegando al coche tras otros 06,76 Km en 02h:31:17 y con muy malas sensaciones en el cuerpo a nivel de cabeza, pero por lo menos llegaba sano que era lo importante.

Al final serían 13,96 Km para un tiempo de 05h:44:42 y la ruta por el percance grave que tuve me dejaría muy mal sabor de boca, aunque sí que es verdad que por lo menos conocería todo este valle del río San Esteban, con su cascada y la subida incluida a la Peña Vigueras (1.320 m).


Como conclusión final… Ascensión realizada pero muy mal día el que tendría hoy en mi salida montañera y aparte de alguna que otra cosa, está visto que no hay ruta o itinerario fácil por mucho que parezca ya que uno “la tiene donde menos se lo espera”.

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