Fecha: 26-07-2017.
Comentario:
El día comenzaba y tras
levantarnos y bajar al comedor y ver lo que el hotel nos ofrecía como desayuno, decidimos renunciar al mismo en dicho lugar y poner rumbo a la cercana capital
del municipio, Posada de Valdeón para dar una pequeña vuelta por el pueblo y de
paso tomarnos un café por la zona.
Algunas fotos que tomé
en dicho paseo matutino por Posada de Valdeón.
El lugar donde íbamos a
desayunar en este día y al siguiente, el Hotel “Cumbres de Valdeón”, el cual
siempre me ha llamado mucho la atención para pasar unos días en la zona.
Tras el desayuno ya nos
iríamos por carretera hacia Caín, pero antes de llegar a este pueblo pararíamos
en algunos lugares que nos quedaban de paso como por ejplo el conocido mirador
de la zona, el Mirador del Tombo.
Tras el mirador, el
descenso hacia Caín proseguía y tras un par de
km aproximadamente iba a detener el coche para acercarnos a la Ermita de
la Corona, lugar donde los ocho pueblos del Valle de Valdeón festejan a su
patrona, la Virgen de la Corona que descansa en la ermita del mismo nombre.
Según la leyenda fue en
esta ermita donde se coronó a Don Pelayo rey de los astures, comenzando
entonces la Reconquista.
Algunas imágenes del
pequeño paseo que nos daríamos hasta el entorno de la ermita, así como de la
misma.
Regresamos al coche y a
pocos metros se encontraba situado el aparcamiento del Chorco de los Lobos, así
que para allá nos dirigimos en una breve visita en la que yo me erigí como guía
profesional a la hora de dar las explicaciones pertinentes de dicho entorno.
Un par de imágenes en
este Chorco de los Lobos.
Continuamos tras esta
visita hasta el pueblo de Caín para seguidamente iniciar el tramo de la Ruta
del Cares que en este día tenía pensado (hasta la mitad aprox en el trayecto
hasta Poncebos).
Imagen clásica de Caín.
Tenía bastante respeto
a la ruta en este día porque para Adela era la primera vez que se iba a meter
por terrenos con caídas, así que durante todo el trayecto fuimos a paso muy
tranquilo y en mi caso bastante pendiente de ella.
Como le había comentado en
ocasiones, cada vez que hacía la ruta me da la impresión de que es mucho más
peligrosa de lo que la gente cree y un descuido al observar el paisaje, un
tropezón o incluso un empujón “involuntario” de alguien puede hacer que se uno
se vaya para abajo en menos que canta un gallo y esta vez no iban a ser menos en cuanto a mis impresiones sobre la misma.
Algunas imágenes
tomadas durante la ruta, ruta que hicimos hasta pasado unos centenares de
metros el desvío hacia la Canal de Culimebro.
Por suerte no habría
incidencia negativa alguna (a excepción de la anécdota del “puñetero” francés
que en mi caso me pegaría un buen susto al querer recuperar el susodicho una
gorra que se le había caído) y Adela se portaría muy bien durante la ruta de
este día y a la vez disfrutaría bastante las vistas que nos ofrecería la misma.
Y algunos vídeos.
Llegamos de nuevo a
Caín y dadas la hora que eran, en torno a las 15h aprox, decidimos sentarnos en
una terraza para ver si podíamos comer algo, concretamente en la terraza del
restaurante “La Posada del Montañero”.
Para alguien que yo sé, este día era un día especial...
Tras la comida
disfrutona que tuvimos, nos fuimos a dar un paseo por las calles del pueblo y
sin haberlo pretendido inicialmente en mi caso, nos iríamos poco a poco
encaminando por la pista que en fuerte pendiente, en su mayor parte, ascendía
hasta el barrio superior de Caín, llamado Caín de Arriba.
Con numerosas paradas
para recuperar aliento logramos alcanzar esta parte del pueblo para
seguidamente sentarnos junto a la fuente del mismo y estar allí un buen rato
hablando y paliando la sed que dado el calor que hacía sí que es verdad que en
mi caso notaría acentuada en mi cuerpo.
Un par de imágenes de
este momento del día.
Vídeo de Caín de
Arriba.
Reanudamos entonces la
marcha para iniciar el descenso que nos llevaría de nuevo hasta Caín de Abajo
para seguir con el paseo por el pueblo y de paso hacer algo de tiempo hasta que
llegara la hora de la cena.
El pueblo a esas horas
ya estaba casi totalmente despejado de turistas por lo que era todo un placer
estar por el mismo, desprendiéndose la tranquilidad en sus calles que tanto
habíamos comentado en ocasiones.
Para cenar decidimos
irnos a comprar un par de bocatas y una caja de dulces a uno de los “supermercados”
del pueblo y acto seguido ya nos sentaríamos en uno de los prados a ingerir los
mismos.
El día ponía fin en la
población de Caín, así que pillamos el coche y pusimos rumbo a Posada de
Valdeón donde paramos para ver si tomábamos algo, notándose ambiente en dicho
lugar y aprovechando en mi caso para sacar la última foto del día, en este caso
de la iglesia del pueblo.
Finalmente no nos
apetecería tomar, así que ya nos dirigiríamos con el coche hasta Soto de
Valdeón para pasar la última noche en tierras de Valdeón.
Al día siguiente tocaría abandonar el valle y poner rumbo a la Liébana y concretamente a Espinama, lugar
donde había reservado habitación para una noche, pero eso ya queda para el
siguiente post…
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