Día: 27-09-2018.
Lugar: San Lorenzo del
Escorial (Madrid).
Comentario:
Llegaba la última
jornada y para este día teníamos pensado acercarnos al Monasterio del Escorial
para visitarlo por dentro en una ruta guiada por el interior del mismo si nos
era posible.
Tras desayunar,
pillaríamos el coche para hacer el trayecto que nos separaba de la población de
San Lorenzo del Escorial y en donde estaba ubicado dicho monasterio, complejo
que incluía un palacio real, una basílica, un panteón, una biblioteca, un
colegio y un monasterio, aparte de jardines en el exterior.
El complejo sería construido entre 1563 y 1584, fundado inicialmente por monjes de la
Orden de San Jerónimo aunque en la actualidad está ocupado por frailes de la
Orden de San Agustín.
Enlace de la Wikipedia
con información sobre dicho lugar…
Aparcaríamos sin
demasiados problemas a unos centenares de metros del monasterio, así que
empezaríamos a caminar en dirección al monumento, sacando esta primera imagen
que sigue y que da una idea de la magnitud del lugar que íbamos a visitar y que
muestra la fachada sur del monasterio (161 m de longitud).
Nos iríamos
tranquilamente paseando por la fachada oeste del monasterio (207 m de
longitud), fachada principal y en donde se encontraba la principal puerta de acceso, aunque tras preguntar en la misma, nos indicarían que las visitas turísticas tenían que entrar por la fachada norte, así que para allá nos dirigiríamos.
Mapa de todo el
complejo del Monasterio del Escorial.
Tras entrar por esta
última fachada y pagar las dos entradas (28 euros desglosados en 10 euros por
la entrada más 4 por ser visita guiada), íbamos a tener que hacer algo de
tiempo ya que la siguiente visita guiada no empezaba hasta casi una hora
después, así que para no esperar “a lo tonto” sentados, nos darían como
alternativa visitar el Palacio de los Borbones, ubicado en la 2ª o 3ª planta de
esta fachada norte y en donde pudimos admirar todo el lujo en el que vivía la
realeza en épocas de antaño y con multitud de salones vestidos y amueblados
para su época.
Imagen sacada del patio
inferior del lugar en donde estaba ubicado dicho palacio y mientras esperábamos
al comienzo de la visita.
La visita comenzaría a
eso de las 12h, visita que haríamos acompañados de un grupo idóneo en
cuanto al número de integrantes, pero no tanto con las prisas que inicialmente
algunos querían meter a la guía ya que ante la pregunta de cuánto duraba la
visita y tras saber que eran unas 02h:30 aprox lo que duraba la misma, le pidieron a la chica que si
podía abreviar la misma ya que tenían prisa. Lógicamente la
respuesta de la chica ante dicha petición sería un no rotundo.
Empezaríamos a caminar
por el interior del monasterio y el primer gran patio que íbamos poder apreciar
iba a ser el Patio de los Reyes, ubicado por delante de la entrada principal a
la basílica.
Imagen de la guía que
nos tocó, la cual nos transmitió a los visitantes, toda la profesionalidad que
tenía así como la forma que tenía de disfrutar explicándonos todo lo que le
venía a la cabeza sobre el monasterio. La verdad, un lujo tener personas así en
una excursión guiada.
Fachada de la basílica
desde el Patio de los Reyes.
Tras algunas
explicaciones a pie de este patio, íbamos a subir a la espectacular biblioteca
o por lo menos a la parte accesible para el público de la misma, lugar este en
el que estaba prohibido sacar fotografías como es normal (la biblioteca se
encontraba situada por encima de los pórticos que se ven en la siguiente
imagen, pórticos que a su vez constituyen la entrada principal al
monasterio).
Tras dicha visita,
tocaba volver otra vez al Patio de los Reyes para seguir con las explicaciones
y mientras tanto este menda sacaba un par de fotografías de lo que rodeaba al
patio.
Por una parte y en su
parte Norte (mirando a la izda de la basílica) se encontraba la Escuela del
Monasterio.
Y hacia el Sur (mirando
a la drcha de la basílica), el propio espacio reservado a monasterio dentro de
todo el complejo.
Entraríamos entonces en
la Basílica y en donde también estaba prohibido hacer fotos, así que tuve que
conformarme con seguir las explicaciones de la mujer durante muchísimo rato.
Llegaríamos entonces a
una zona interesante de la visita de este día, el lugar en donde enterraban a
los reyes y a miembros de la familia real.
Trío de imágenes en la
entrada de dicho lugar.
Tras estar todavía un
buen rato por el interior, la guía daría la visita por finalizada, guía que
seguramente me pudo brindar en este día la mejor visita guiada que he realizado hasta la
fecha en un monumento de tal magnitud.
Saldríamos entonces ya
del propio monasterio para tomar rumbo a la zona en donde estaban situadas algunas
terrazas y con el objetivo de dar una vuelta y de paso tomar algo en alguna de
ellas.
Pero antes de llegar a
la zona de bares y restaurantes, tocaba inmortalizarnos en algún selfie para la
posteridad.
Tras beber algo en una
terraza en la que no estaríamos nada cómodos (ratón), abandonaríamos esta zona
para irnos hacia el espacio verde conocido como el Jardín de los Frailes,
pasando antes de llegar al jardín, de nuevo por la fachada Oeste.
Hasta llegar finalmente
a la fachada sur y el Jardín de los Frailes.
Detalle de una parte de
dicha fachada y del jardín.
Un par de últimos
vistazos a la fachada sur, la más espectacular de todas las que tiene, para mí,
el Monasterio del Escorial.
Abandonaríamos entonces
ya la zona de San Lorenzo del Escorial para ir regresando a Segovia pero dando
un pequeño rodeo por el pueblo de Cercedilla para subir seguidamente al Pto
Navacerrada y de ahí ya descender hacia la ciudad segoviana.
Llegaríamos al hotel
sin novedad y tras descansar un rato, saldríamos a cenar algo y ver si podíamos
comprar algunos recuerdos para la familia (tienda de jabones que no tuvieron el
detalle de atendernos cuando estaban cerrando).
Pasaríamos de meternos
más platos de cordero y cochinillo, para cambiar la típica comida segoviana por
algo más turístico, el Burger King, así que en esta última jornada nos
despediríamos de Segovia con unas cuantas hamburguesas.
Regresaríamos entonces
al hotel para irnos a tomar algo a la cafetería y para acto seguido poner rumbo
a la habitación ya que al día siguiente nos iba a tocar todavía el último paseo
hasta la tienda de jabones que habíamos encontrado cerrándose.
Última copa en Segovia.
¡A descansar tocaba…!.
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