Día: 28-09-2018.
Lugar: Cudillero.
Comentario:
Tras levantarnos y
acabar de preparar las maletas para el viaje de vuelta, saldríamos a la tienda
de jabones cercana a la Plaza Mayor para comprar algunos recuerdos y para acto
seguido regresar al hotel o mejor dicho, al Monasterio de San Antonio El Real
para intentar visitar dicho lugar.
Solo accederíamos a lo
que parecía ser la iglesia de dicho monasterio ya que viendo que había que
pagar y que ya teníamos el cupo lleno de estos días en cuanto a visitas de monasterios y de
iglesias se refiere, renunciaríamos a la visita para regresar al hotel, pillar
las maletas y el coche y poner rumbo a Oviedo.
Entrada al monasterio e
interior de su iglesia.
El trayecto lo haríamos
sin novedad (parada en “El Ezequiel”, por supuesto) hasta casa y en donde
estaríamos alguna hora antes de acercarnos a realizar una visita familiar, para
seguidamente poner rumbo a Lamuño e irnos a cenar a Cudillero con mi hermana
mayor y mi cuñado.
Por Cudillero.
Cenaríamos muy bien a
base de pedir 4 platos (zamburiñas, setas al cabrales, salpicón y una sartén de
patatas, gula y huevos) y para acto seguido irnos a tomar una copa de café con
helado, realmente espectacular.
¡Que no falten las zamburiñas...!.
La copa de café con
helado.
Tras la velada, ya regresaríamos para casa ya que Adela iba a estar un día y medio más en Asturias (al día siguiente nos iríamos por la mañana al centro y por la tarde a Gijón ya que tenía el partido del Sporting y que ganaríamos por 1 a 0 a Las Palmas).
Desgraciadamente el
Domingo, regresaría Adela para Valencia tras desayunar en el Rialto y
acercarnos a comprar un par de pinchos a La Corte.
Aquí doy por finalizado
el relato de esta mi última parte de las vacaciones y con la conclusión de que
no hacer falta marcharse muy lejos cuando se tiene la compañía adecuada.
¡Hasta el próximo año…!.
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