CASCADAS DE GUANGA.

Día: 14-05-2016.

Lugar: S. Andrés de Trubia (Oviedo).

Longitud total (ida + vuelta): 03,81 Km

Tiempo total (ida + vuelta):  01h50:30

Desnivel: + 230 m.

Comentario:

Sábado a eso de las 16 h y el menda estaba casi que se subía por las paredes ya que no hay cosa que más le fastidie a uno que después de la jornada laboral semanal, llegue el primer día de descanso y tras levantarse por la mañana y mirar por la ventana, uno se encuentre el panorama de nubosidad con el que me iba a encontrar en el cielo, invitándome más bien a permanecer acomodado en el sillón viendo alguna pijada en la “caja tonta” o más bien en “el portátil”, así que a esas horas una luz se me iba a iluminar en el cerebro mientras me lanzaba la opción de ir a conocer una ruta (ideal para hacer en un par de horas según había visto en algún blog) de unas famosas cascadas (conocidas para los montañeros pero desconocidas para la mayoría de la gente) y situadas en el Concejo de Oviedo.

La ruta no transcurría por el tipo de zona que me gusta especialmente en montaña pero vista la otra opción que tenía, decidí ir a conocer esta zona cercana a Trubia y concrétamente al pueblo de S. Andrés de Trubia, así que tras unos 20 min de coche ya estaba aparcando al lado mismo del lavadero del pueblo.

Me dirigiría entonces, unos 75 metros, a Castañedo del Monte para pillar a la derecha un camino que salía en dirección a las dos casas que se ven en la siguiente imagen.

Junto a la segunda casa, iba a tener que tomar un sendero que bordeaba la casa y que rápidamente me iba a llevar a ganar altura.

El sendero en este tramo se me iba a presentar muy estrecho, resbaladizo y muy tomado por la exuberante vegetación que se aprecia en las siguientes imágenes.

Aunque los tramos boscosos no son precisamente mis preferidos a la hora de caminar, sí que tengo que reconocer que se puede disfrutar muy mucho con las diferentes formas que adopta la arboleda existente en la ruta que toque en ese día.

En mi avance había obviado algún desvío, hecho que me ocasionó alguna que otra duda sobre si estaba en el rumbo correcto, pero rápidamente dichas dudas se me iban a disipar al ver a lo lejos en el tronco de un árbol una pintada blanca indicando el sentido de la ruta que estaba realizando en este día.

Echando la vista hacia atrás.

El sendero estrecho se había vuelto a partir de la señal en el árbol algo más ancho, hecho que se agradecía ya que se evitaba entonces el contacto directo con todo el helechal y arbustos de la primera parte, con el consiguiente riesgo de llevar de vuelta, acoplado al cuerpo, algún acompañante indeseable para casa en forma de garrapata, por ejplo.

Imagen de la señal que he mencionado anteriormente y de alguna otra señal en el camino.

El hayedo elevándose por encima del menda.

Un par de imágenes del sendero, el cual seguía teniendo una buenísima pendiente y que unida a la tremenda humedad que hacía, hacía algo más durilla la subida.

La zona boscosa por momentos desaparecía para ofrecerme vistas abiertas al Valle de Trubia.

Tronco un tanto peculiar en mi ascenso.

Tras poco más de 1 km el fuerte ascenso iba a finalizar para dar entonces con un tramo algo más llano y en el que me encontraría con un par de jitos que señalaban un sendero que se internaba hacia la peña en la que se oía el fuerte sonido del río precipitarse y formando lo que debían ser las cascadas del día, así que me desvié a la izda para tomar este otro sendero.

Internándome de nuevo en el bosque.

Iba a ir a dar con las ruinas de lo que en su tiempo debió ser un molino.

Y a los pocos metros…¡Zas…, la que debía ser la primera cascada de Guanga!

Hacia atrás, el riachuelo siguiendo su curso.

Con la debida precaución, crucé dicho riachuelo para intentar sacar esta primera cascada desde otra perspectiva.

Di por finalizada la visita a esta primera cascada para seguir caminando hacia donde el río seguía su curso, sacando entonces una imagen del segundo molino de la zona.

Estaba algo perezoso para caminar en este día y por momentos dudé sobre si perder unos 50 m de desnivel para ver alguna que otra cascada que el río formaba, pudiéndome entonces las ganas de acabar de conocer algo más de esta zona, así que poco a poco fui perdiendo metros por un sendero que en muchos momentos se presentaba bastante resbaladizo a causa de la humedad y de la pendiente que tenía.

No me arrepentiría de dicha decisión aventurera ya que al poco iba a descubrir otras nuevas caídas de agua entre la frondosa vegetación.

El río alejándose.

Detalle del sendero que había utilizado para perder esos 50 metros hasta esta zona.

Llegaría entonces al sendero principal de la ruta, emprendiendo entonces el regreso al coche y aprovechando para sacar alguna imagen del pico situado por encima de las cascadas.

En mi descenso iba a realizar una ruta circular por la que pasaría por esta cabaña y por el panel de la Ruta del Oso (no confundir con la Senda del Oso de la zona de Proaza).

Casa que parece necesitar algún arreglo.

Descendiendo ya rápidamente a la carretera general.

La ruta me iba a sacar a unos 100 metros antes del semáforo del pueblo y a unos 200 m del lugar del lavadero, lugar donde ya me encontraría con el coche.

En resumen, ruta en la que hay que tener cuidado con el terreno que se puede presentar en algunas ocasiones bastante resbaladizo y ruta ideal y corta en la que se descubren unas cascadas, bastante desconocidas para la gente y situadas al lado mismo de Oviedo.