Día: 08-04-2017.
Desnivel: +1.008 m.
Longitud: 06,05 km.
Tiempos: Subida…03,17 km para 02h55:20.
Bajada…02,88 km para 02h16:53
Total …..06,05 km para 05h12:13
Comentario:
Tenía muchas ganas de
subir el que por alguna que otra publicación en Internet es considerado como el
km Vertical más duro del mundo ya que según publicitaban y según consta en el
cartel que está ubicado en su inicio, se salva un desnivel de 1.008 m para una distancia
de 1.880 m
(estoy en desacuerdo totalmente con estos datos ya que por una parte, mi
Garmín GPS en cuanto a la distancia, me puso el dato sobre la distancia de unos 03 km en este día y por otra
parte también a que algún corredor que me encontraría cuando descendía, me
comentó que el suyo le iba marcando una distancia de 02,20 km cuando todavía le
quedaba un buen trecho para alcanzar el final de su subida).
Objecciones numéricas
aparte, decir que por la conclusión que sacaría al final de la ruta de este día, me quedaría más que claro que la subida y posterior bajada que acababa de
realizar había sido claramente la más dura en todos los años que llevo haciendo
montaña, así que no me enrollo más y paso seguidamente a contar y a exponer en
las imágenes, mis impresiones en este día, muy duro día en el tema montañero
(sobretodo por la bajada).
No me levantaría muy
pronto en este Sábado, así que tras dirigirme a Arenas de Cabrales y tras la
parada a tomar el cafetín, ya pondría rumbo al aparcamiento situado 1 km antes de Poncebos,
parking que indicaba el inicio de la ruta del día y de la subida al km vertical
más duro del mundo, según refieren algunos.
Tras aparcar el coche
en dicho parking y poner el pie en tierra, el terreno que tenía delante de mis
ojos y por el que tendría que transitar minutos después, METÍA MIEDO (pto rojo
objetivo final de la subida).
Tras poner el crono y
la distancia a cero, ya me tocaba pasar a la acción, así que para el cartel de
inicio de la subida me dirigí (1.008
m de desnivel para 1.880 m de distancia, según
refería la inscripción del mismo).
Tras pasar el cartel ya
pillaría el sendero marcado en el terreno y que sin un metro de descanso me iba
a ir llevando metros con rapidez endiablada, todo lo contrario de la velocidad
de ascenso que iba a llevar ya que me tomaría toda la subida con extrema calma
(debido al terreno y a las incontables fotos de la subida que tomaría duEmpezando a subir...
Un par de vistazos
hacia atrás a los pocos centenares de metros de haber comenzado la ruta.
Pero normalmente se
aconseja no mirar “mucho el pasado” y ahora tocaba mirar hacia el terreno que
tenía por delante o mejor dicho, hacia el terreno que tenía por encima mío (la
pendiente metía miedo…).
Para hacerme la subida
menos pesada a nivel de cabeza, me fui marcando pequeños objetivos a conseguir
que veía sobre el terreno (un saliente, un árbol, una terraza,…), objetivos que
tachaba de la cabeza cuando pasaba junto a ellos y así seguiría durante todo el
itinerario de ascenso, marcándome de nuevo, otros, según estaban a punto de salir
a mi paso.
Vista hacia atrás del
primer objetivo que había visto desde el aparcamiento (el saliente rocoso que
se ve en el centro de la imagen) y observando también el tremendo inicio de la
ruta del día.
Llevaba en estos
momentos una distancia de 500
m para un tiempo de 26:16 y ya había ganado en esos
momentos una altura más que considerable.
Según ascendía y
mientras iba parando de vez en cuando, el terreno me ofrecía guapas vistas como
la del Pico Albo nevado (2.429
m ), con muy poca nieve para las fechas en las que nos
encontramos.
Y hacia la zona
superior de la ruta, las zonas abruptas de esta parte de la Sierra de Portudera.
Tras superar este medio
km inicial del trayecto del día, el terreno iba a suavizar mucho su pendiente y
me iba a ofrecer el segundo “objetivo” a alcanzar, la panza herbosa con el
árbol (centro imagen) que se ve a continuación en la siguiente imagen.
Avanzando por el
terreno, el cual había perdido intensidad en su pendiente.
Hacia atrás, el sendero
que como se puede ver se encontraba bastante marcado y no me ofrecía problemas
de orientación.
Gracias al zoom, algo
más cercano estaba el Albo asomando cada vez con más claridad.
Estaba llegando a la
siguiente subida dura del día, subida que alcanzaría tras unos 100 – 200 m por terreno mucho más
cómodo que todo el que había recorrido anteriormente y que muestro en la
siguiente imagen.
Trío de imágenes
ilustrando el terreno que tenía por delante, antes de lanzar el ataque al
mismo.
Vista hacia atrás del
“terreno cómodo” por el que había transitado momentos antes y que acabo de
mencionar.
Tras atravesar algo de pedrero, iba a comenzar de nuevo “mi pelea
particular” con la pendiente de la ruta de este día para ir poco a poco ganando
metros sin agobiarme y parando cada poco a sacar fotos de todo lo que me
rodeaba.
Un par de imágenes con
un árbol que se me iba a presentar por delante y que parecía querer amenazarme
si lo traspasaba.
El mismo lo llamaría en la ruta “El árbol del ahorcado” ya
que el aspecto que tenía no daba lugar a pararse a contemplarlo.
Alcancé y superé el
lugar donde se hallaba ubicado “el árbol” que metía miedo y para observar el
terreno que veía a continuación, más que mirar de frente se puede decir que más
bien tuve que alzar la cabeza bien alto.
Segunda parada del
crono (01.01 km
en 57:12), “un tiempazo” como se puede ver.
Tras una hora y echando
la vista hacia atrás esto era lo que había ganado en altura desde el
aparcamiento.
Iba a tener que
atravesar este pequeño pedrero, muy resbaladizo y que me iba a dar paso a toda
la panza herbosa que caía de las alturas y que se dejaba ganar de forma directa
a través del sendero que casi subía en línea recta.
En esta parte de la
ruta iba a ser adelantado por algunos corredores de trails que estaban
entrenando por la zona (no serían los únicos ya que en esta mañana, me
encontraría entre 15 – 20 personas subiendo por el km vertical).
Como dije
anteriormente, me iba marcando objetivos e iba a llegar al segundo objetivo del
día, el árbol aquel que había visto 500 m antes más abajo y que estaba casi en lo
más alto de la segunda panza herbosa del día.
Después de la dura
subida se me iba a presentar un terreno con una pendiente más asequible que la
anterior, cosa que se agradecía e iba aparecer ante mi el siguiente objetivo
(el tercero de este día…).
De hecho lo que se ve
en las tres siguientes imágenes es un terreno en sentido ascendente pero
bastante llano (comparado con lo anterior).
Vistas hacia el Sur.
Y hacia atrás parecía
mentira todo lo que la ruta me había obligado a subir.
Hacia el Oeste, la zona
del Cuetón (1.651 m ),
zona de la que venían algunos corredores que también me adelantarían sin
problemas y que como dije, estaban entrenando para futuras kilometradas oficiales.
Tras atravesar otro
pedrero sin complicaciones ya iba a empezar a subir de forma directa por otra
panza herbosa.
En esos momentos el
crono me iba a indicar que ya llevaba un par de km de recorrido y sabiendo que
todavía me quedaba un buen trecho hasta lo más alto del km vertical de este día
(02 km
para 01h48:50) seguí superando “escalón” a “escalón” la fuerte pendiente que
tenía la panza de esos momentos.
Vista hacia atrás de lo
que llevaba superado de esta tercera panza del día y por lo menos tenía que ser
optimista ya que el sendero me obligaba a superarla por el lado limpio ya que
de haberse encaminado dicho sendero por la riada de piedras hubiera ido
“avanzando” más para atrás que para adelante.
Imagen el que se ve a
un chaval ir por delante y que muestra lo empinado del terreno, tónica habitual
de toda la ruta.
De nuevo hacia atrás,
la zona del Cuetón (1.651 m )
parecía querer animarme, lo mismo que el coche en el parking (centro abajo).
Con más dificultades de
las que pensaba inicialmente ya que pararía cada poco (sobre todo por cansancio
a nivel piernas), superaría esta rampa herbosa que se me haría muy dura hasta
salir a una zona algo más abierta y con menos desnivel, descubriendo ya hacia
delante el tramo final del tan temido y deseado “Aventón de las Palancas”.
Ya era cuestión de
armarse de paciencia e ir tranquilamente por el sendero que se internaba entre
la alfombra, sendero que por la propia pendiente del terreno quería echarme de
un lado hacia abajo, así que se puede decir que aparte de pelearme con la
pendiente que tenía por delante, tuve que “luchar” en algún que otro tramo con
las hierbas resbaladizas que querían echarme al menor descuido para abajo y
cuando digo para abajo, es para abajo.
Como se puede ver, en
este tramo iba a coincidir con los 02,51 km y 02h21:59.
Tocaba parada para
inmortalizar el terreno mientras echaba una mirada hacia atrás.
Hacia delante ya era
cuestión de aguantar ya que parecía que ya no quedaba mucho (unos 100 m de
desnivel según me dijo algún corredor que me había adelantado momentos antes),
aunque hay que decir que la imagen engaña ya que esos 100 m me parecieron
alguno más, sobretodo a las piernas y a la zona lumbar.
Tras subir “a pelo” por
el sendero un tramo que iba casi en línea recta para arriba, descubriría un
sendero que iba dando alguna que otra vuelta por el terreno final, así que no
dudaría y pillaría el mismo para hacerme “más ameno” lo que me quedaba de
ascenso.
Echando la vista hacia
atrás.
Vista hacia la parte
del Desfiladero del Cares.
Ya me encontraba a
pocos metros de mi objetivo, objetivo que llevaba persiguiendo desde el año
pasado cuando lo descubrí en la Edición de los “3 Km Verticales de Cabrales”.
En este punto de la
ruta llevaba ya 03,02 km para un tiempo de 02h49:00, así que por lo que veía en
el crono parecía que iba a poder bajar de las 03h, tiempo que para ser la
primera vez y haber ido en plan “pachanguero” creo que estaba bastante bien.
Finalmente pude
alcanzar el punto donde se supone que ponen la llegada en la prueba de este km
vertical, punto que alcanzaría tras 03,17 km y 02h55:20 y a una media “rápida”
donde las haya de 55:19/km.
Lo primero que haría
nada más llegar sería tumbarme en el césped, que parecía más bien una alfombra
mullida que otra cosa y para disfrutar de las vistas que se me ofrecían
enfrente del murallón de la Sierra del Cuera.
Imagen que bien podría
ser la línea de llegada de este km vertical.
Desde la línea de
llegada, el Urriello (2.519 m) asomando
a la izda.
Estaría unos 10 min
descansando antes de comenzar el descenso, dudando sobre si descender sobre otro de los km verticales de Cabrales, el llamado
“Subisomas” de 3.000 m de longitud y unos 1.042 m de desnivel, pero me daba
pereza descender por este último y luego tener que caminar por la carretera en
dirección a Poncebos unos 3 km aproximadamente, así que finalmente optaría por la
opción de descender por el terreno por donde había subido y una vez en casa reflexionando sobre la experiencia de este Sábado pasado, tengo más que serias dudas
sobre si volvería a repetir dicho descenso por el sendero de la ascensión.
Pues comenzaría a
descender con mucha tranquilidad por el sendero que daba algunas revueltas en
su parte cimera, sacando la siguiente imagen que muestra que dicho km no es
precisamente apto para gente que pueda sufrir de vértigo o que se deje
impresionar por la rapidez con que se gana altura en pocos metros.
Durante todo el
descenso fui como digo, más que tranquilo, “a paso tortuga” ya que desciendo
fatal.
De hecho siempre he tenido este “pero” en la montaña pero ya es difícil
cambiar.
En el descenso me
cruzaría todavía con gente que subía que se paraba a recuperar fuerzas y
oxígeno y a intercambiar alguna que otra palabra con este menda, como por ejplo
el chaval que me aconsejó que tuviera mucho cuidado en el descenso con el
terreno herboso que me iba a encontrar ya que resbalaba muchísimo.
No me hacían falta
muchos consejos sobre la prudencia a la hora de bajar ya que de hecho, en las
bajadas que realizo, “la prudencia” o la “tranquilidad” es la tónica habitual
en mi caso.
Aun así, dicha
advertencia por dicho corredor y mi propia actitud, no me iban a privar de
pegarme algún que otro resbalón y poner el trasero apoyado en el suelo.
Debido al terreno super
empinado, al sendero resbaladizo en bastantes ocasiones, a mi falta de “destreza”
para descender y a un factor como fue el que fui bajando durante casi todo el
trayecto con los dedos de los pies quejándose, el descenso se me hizo bastante
largo y sufrido y sobre esto de los dedos que comento, mejor una imagen de
muestra que mil palabras.
Aprovecharía también
para sacar alguna que otra foto durante el descenso.
Llegaría al coche de
vuelta tras estar descendiendo durante 02h16:53 los 02,88 km que me marcaría el
GPS y muy cansado de piernas y de la zona lumbar, pero muy satisfecho por haber
podido conocer la zona de este km vertical, zona que en cuanto llegue la
primavera avanzada y el verano, se inundará de felechal, con lo cual hará mucho
más complicado que en el presente el tránsito por dicho sendero.
Una última foto a mi llegada que engloba la ruta de este día.
Pues esto fue todo por
este día y en esta ruta que será seguro una de las rutas estrellas de este año
y de los últimos años.
Peazo de subida...en nada te veo escalando el Everest sin oxigeno
ResponderEliminarDamián, valiente,jejej...Venga a ponerte en forma para futuros maratones y a hacer pierna para que vayan cogiendo fuerza...Subes una vez por semana durante unos cuantos meses y no hacen falta cuestas,jeje..
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