lunes, 10 de abril de 2017

KILÓMETRO VERTICAL “AVENTÓN DE LAS PALANCAS” (EL MÁS DURO DEL MUNDO).



Día: 08-04-2017.

Desnivel: +1.008 m.

Longitud: 06,05 km.

Tiempos:      Subida…03,17 km para 02h55:20.

                     Bajada…02,88 km para 02h16:53

                     Total …..06,05 km para 05h12:13

Comentario:
Tenía muchas ganas de subir el que por alguna que otra publicación en Internet es considerado como el km Vertical más duro del mundo ya que según publicitaban y según consta en el cartel que está ubicado en su inicio, se salva un desnivel de 1.008 m para una distancia de 1.880 m (estoy en desacuerdo totalmente con estos datos ya que por una parte, mi Garmín GPS en cuanto a la distancia, me puso el dato sobre la distancia de unos 03 km en este día y por otra parte también a que algún corredor que me encontraría cuando descendía, me comentó que el suyo le iba marcando una distancia de 02,20 km cuando todavía le quedaba un buen trecho para alcanzar el final de su subida).

Objecciones numéricas aparte, decir que por la conclusión que sacaría al final de la ruta de este día, me quedaría más que claro que la subida y posterior bajada que acababa de realizar había sido claramente la más dura en todos los años que llevo haciendo montaña, así que no me enrollo más y paso seguidamente a contar y a exponer en las imágenes, mis impresiones en este día, muy duro día en el tema montañero (sobretodo por la bajada).

No me levantaría muy pronto en este Sábado, así que tras dirigirme a Arenas de Cabrales y tras la parada a tomar el cafetín, ya pondría rumbo al aparcamiento situado 1 km antes de Poncebos, parking que indicaba el inicio de la ruta del día y de la subida al km vertical más duro del mundo, según refieren algunos.

Tras aparcar el coche en dicho parking y poner el pie en tierra, el terreno que tenía delante de mis ojos y por el que tendría que transitar minutos después, METÍA MIEDO (pto rojo objetivo final de la subida).


Tras poner el crono y la distancia a cero, ya me tocaba pasar a la acción, así que para el cartel de inicio de la subida me dirigí (1.008 m de desnivel para 1.880 m de distancia, según refería la inscripción del mismo).


Tras pasar el cartel ya pillaría el sendero marcado en el terreno y que sin un metro de descanso me iba a ir llevando metros con rapidez endiablada, todo lo contrario de la velocidad de ascenso que iba a llevar ya que me tomaría toda la subida con extrema calma (debido al terreno y a las incontables fotos de la subida que tomaría duEmpezando a subir...

Un par de vistazos hacia atrás a los pocos centenares de metros de haber comenzado la ruta.




Pero normalmente se aconseja no mirar “mucho el pasado” y ahora tocaba mirar hacia el terreno que tenía por delante o mejor dicho, hacia el terreno que tenía por encima mío (la pendiente metía miedo…).




Para hacerme la subida menos pesada a nivel de cabeza, me fui marcando pequeños objetivos a conseguir que veía sobre el terreno (un saliente, un árbol, una terraza,…), objetivos que tachaba de la cabeza cuando pasaba junto a ellos y así seguiría durante todo el itinerario de ascenso, marcándome de nuevo, otros, según estaban a punto de salir a mi paso.

Vista hacia atrás del primer objetivo que había visto desde el aparcamiento (el saliente rocoso que se ve en el centro de la imagen) y observando también el tremendo inicio de la ruta del día.


Llevaba en estos momentos una distancia de 500 m para un tiempo de 26:16 y ya había ganado en esos momentos una altura más que considerable.


Según ascendía y mientras iba parando de vez en cuando, el terreno me ofrecía guapas vistas como la del Pico Albo nevado (2.429 m), con muy poca nieve para las fechas en las que nos encontramos.


Y hacia la zona superior de la ruta, las zonas abruptas de esta parte de la Sierra de Portudera.


Tras superar este medio km inicial del trayecto del día, el terreno iba a suavizar mucho su pendiente y me iba a ofrecer el segundo “objetivo” a alcanzar, la panza herbosa con el árbol (centro imagen) que se ve a continuación en la siguiente imagen.


Avanzando por el terreno, el cual había perdido intensidad en su pendiente.


Hacia atrás, el sendero que como se puede ver se encontraba bastante marcado y no me ofrecía problemas de orientación.


Gracias al zoom, algo más cercano estaba el Albo asomando cada vez con más claridad.


Estaba llegando a la siguiente subida dura del día, subida que alcanzaría tras unos 100 – 200 m por terreno mucho más cómodo que todo el que había recorrido anteriormente y que muestro en la siguiente imagen.


Trío de imágenes ilustrando el terreno que tenía por delante, antes de lanzar el ataque al mismo.






Vista hacia atrás del “terreno cómodo” por el que había transitado momentos antes y que acabo de mencionar.


Tras atravesar algo de pedrero, iba a comenzar de nuevo “mi pelea particular” con la pendiente de la ruta de este día para ir poco a poco ganando metros sin agobiarme y parando cada poco a sacar fotos de todo lo que me rodeaba.


Un par de imágenes con un árbol que se me iba a presentar por delante y que parecía querer amenazarme si lo traspasaba. 
El mismo lo llamaría en la ruta “El árbol del ahorcado” ya que el aspecto que tenía no daba lugar a pararse a contemplarlo.




Alcancé y superé el lugar donde se hallaba ubicado “el árbol” que metía miedo y para observar el terreno que veía a continuación, más que mirar de frente se puede decir que más bien tuve que alzar la cabeza bien alto.


Segunda parada del crono (01.01 km en 57:12), “un tiempazo” como se puede ver.


Tras una hora y echando la vista hacia atrás esto era lo que había ganado en altura desde el aparcamiento.


Iba a tener que atravesar este pequeño pedrero, muy resbaladizo y que me iba a dar paso a toda la panza herbosa que caía de las alturas y que se dejaba ganar de forma directa a través del sendero que casi subía en línea recta.


En esta parte de la ruta iba a ser adelantado por algunos corredores de trails que estaban entrenando por la zona (no serían los únicos ya que en esta mañana, me encontraría entre 15 – 20 personas subiendo por el km vertical).




Como dije anteriormente, me iba marcando objetivos e iba a llegar al segundo objetivo del día, el árbol aquel que había visto 500 m antes más abajo y que estaba casi en lo más alto de la segunda panza herbosa del día.


Después de la dura subida se me iba a presentar un terreno con una pendiente más asequible que la anterior, cosa que se agradecía e iba aparecer ante mi el siguiente objetivo (el tercero de este día…).

De hecho lo que se ve en las tres siguientes imágenes es un terreno en sentido ascendente pero bastante llano (comparado con lo anterior).






Vistas hacia el Sur.


Y hacia atrás parecía mentira todo lo que la ruta me había obligado a subir.


Hacia el Oeste, la zona del Cuetón (1.651 m), zona de la que venían algunos corredores que también me adelantarían sin problemas y que como dije, estaban entrenando para futuras kilometradas oficiales.


Tras atravesar otro pedrero sin complicaciones ya iba a empezar a subir de forma directa por otra panza herbosa.

En esos momentos el crono me iba a indicar que ya llevaba un par de km de recorrido y sabiendo que todavía me quedaba un buen trecho hasta lo más alto del km vertical de este día (02 km para 01h48:50) seguí superando “escalón” a “escalón” la fuerte pendiente que tenía la panza de esos momentos.


Vista hacia atrás de lo que llevaba superado de esta tercera panza del día y por lo menos tenía que ser optimista ya que el sendero me obligaba a superarla por el lado limpio ya que de haberse encaminado dicho sendero por la riada de piedras hubiera ido “avanzando” más para atrás que para adelante.


Imagen el que se ve a un chaval ir por delante y que muestra lo empinado del terreno, tónica habitual de toda la ruta.


De nuevo hacia atrás, la zona del Cuetón (1.651 m) parecía querer animarme, lo mismo que el coche en el parking (centro abajo).


Con más dificultades de las que pensaba inicialmente ya que pararía cada poco (sobre todo por cansancio a nivel piernas), superaría esta rampa herbosa que se me haría muy dura hasta salir a una zona algo más abierta y con menos desnivel, descubriendo ya hacia delante el tramo final del tan temido y deseado “Aventón de las Palancas”.


Ya era cuestión de armarse de paciencia e ir tranquilamente por el sendero que se internaba entre la alfombra, sendero que por la propia pendiente del terreno quería echarme de un lado hacia abajo, así que se puede decir que aparte de pelearme con la pendiente que tenía por delante, tuve que “luchar” en algún que otro tramo con las hierbas resbaladizas que querían echarme al menor descuido para abajo y cuando digo para abajo, es para abajo.

Como se puede ver, en este tramo iba a coincidir con los 02,51 km y 02h21:59.


Tocaba parada para inmortalizar el terreno mientras echaba una mirada hacia atrás.


Hacia delante ya era cuestión de aguantar ya que parecía que ya no quedaba mucho (unos 100 m de desnivel según me dijo algún corredor que me había adelantado momentos antes), aunque hay que decir que la imagen engaña ya que esos 100 m me parecieron alguno más, sobretodo a las piernas y a la zona lumbar.


Tras subir “a pelo” por el sendero un tramo que iba casi en línea recta para arriba, descubriría un sendero que iba dando alguna que otra vuelta por el terreno final, así que no dudaría y pillaría el mismo para hacerme “más ameno” lo que me quedaba de ascenso.

Echando la vista hacia atrás.


Vista hacia la parte del Desfiladero del Cares.


Ya me encontraba a pocos metros de mi objetivo, objetivo que llevaba persiguiendo desde el año pasado cuando lo descubrí en la Edición de los “3 Km Verticales de Cabrales”.


En este punto de la ruta llevaba ya 03,02 km para un tiempo de 02h49:00, así que por lo que veía en el crono parecía que iba a poder bajar de las 03h, tiempo que para ser la primera vez y haber ido en plan “pachanguero” creo que estaba bastante bien.


Finalmente pude alcanzar el punto donde se supone que ponen la llegada en la prueba de este km vertical, punto que alcanzaría tras 03,17 km y 02h55:20 y a una media “rápida” donde las haya de 55:19/km.


Lo primero que haría nada más llegar sería tumbarme en el césped, que parecía más bien una alfombra mullida que otra cosa y para disfrutar de las vistas que se me ofrecían enfrente del murallón de la Sierra del Cuera.


Imagen que bien podría ser la línea de llegada de este km vertical.


Desde la línea de llegada, el Urriello (2.519 m)  asomando a la izda.




Estaría unos 10 min descansando antes de comenzar el descenso, dudando sobre si descender sobre otro de los km verticales de Cabrales, el llamado “Subisomas” de 3.000 m de longitud y unos 1.042 m de desnivel, pero me daba pereza descender por este último y luego tener que caminar por la carretera en dirección a Poncebos unos 3 km aproximadamente, así que finalmente optaría por la opción de descender por el terreno por donde había subido y una vez en casa reflexionando sobre la experiencia de este Sábado pasado, tengo más que serias dudas sobre si volvería a repetir dicho descenso por el sendero de la ascensión.

Pues comenzaría a descender con mucha tranquilidad por el sendero que daba algunas revueltas en su parte cimera, sacando la siguiente imagen que muestra que dicho km no es precisamente apto para gente que pueda sufrir de vértigo o que se deje impresionar por la rapidez con que se gana altura en pocos metros.


Durante todo el descenso fui como digo, más que tranquilo, “a paso tortuga” ya que desciendo fatal. 
De hecho siempre he tenido este “pero” en la montaña pero ya es difícil cambiar.

En el descenso me cruzaría todavía con gente que subía que se paraba a recuperar fuerzas y oxígeno y a intercambiar alguna que otra palabra con este menda, como por ejplo el chaval que me aconsejó que tuviera mucho cuidado en el descenso con el terreno herboso que me iba a encontrar ya que resbalaba muchísimo.

No me hacían falta muchos consejos sobre la prudencia a la hora de bajar ya que de hecho, en las bajadas que realizo, “la prudencia” o la “tranquilidad” es la tónica habitual en mi caso.
Aun así, dicha advertencia por dicho corredor y mi propia actitud, no me iban a privar de pegarme algún que otro resbalón y poner el trasero apoyado en el suelo.

Debido al terreno super empinado, al sendero resbaladizo en bastantes ocasiones, a mi falta de “destreza” para descender y a un factor como fue el que fui bajando durante casi todo el trayecto con los dedos de los pies quejándose, el descenso se me hizo bastante largo y sufrido y sobre esto de los dedos que comento, mejor una imagen de muestra que mil palabras.


Aprovecharía también para sacar alguna que otra foto durante el descenso.


Llegaría al coche de vuelta tras estar descendiendo durante 02h16:53 los 02,88 km que me marcaría el GPS y muy cansado de piernas y de la zona lumbar, pero muy satisfecho por haber podido conocer la zona de este km vertical, zona que en cuanto llegue la primavera avanzada y el verano, se inundará de felechal, con lo cual hará mucho más complicado que en el presente el tránsito por dicho sendero.

Una última foto a mi llegada que engloba la ruta de este día.


Pues esto fue todo por este día y en esta ruta que será seguro una de las rutas estrellas de este año y de los últimos años.





2 comentarios:

  1. Peazo de subida...en nada te veo escalando el Everest sin oxigeno

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  2. Damián, valiente,jejej...Venga a ponerte en forma para futuros maratones y a hacer pierna para que vayan cogiendo fuerza...Subes una vez por semana durante unos cuantos meses y no hacen falta cuestas,jeje..

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