Día: 23-04-2017.
Situación: Andina (El Franco).
Duración: 01h45 aprox.
Desnivel: Inapreciable, aunque tiene algunas subidas y
bajadas a través de escalones de madera en los que hay que poner un poco de
cuidado en caso de encontrarse éstos con humedad o mojados (hay cuerdas durante
el itinerario con las que ayudarse).
Comentario:
A veces en mi periplo por Asturias para conocer con mucha
profundidad los concejos que conforman “mi tierrina”, “el paraíso” me brinda la
posibilidad de conocer (aparte de iglesias, ermitas, palacios, pueblos,…)
pequeñas rutas que no tenía la mínima idea de su existencia y la de este día se
puede decir que iba ser una de esas sorpresas agradables que uno encuentra en
esos periplos que suelo realizar por los diversos municipios asturianos cuando
uno se va con el coche todo una jornada de turismo por la comunidad.
La pequeña ruta de la que hablo se encuentra en el concejo
asturiano de El Franco, concejo que “en teoría” había planificado para
recorrerlo en un día pero que “en la práctica” me sería imposible llevarla a cabo por el retraso sufrido por esta visita a dichas cavidades y por
alguna que otra “visita inesperada” que me ofrecería este concejo en su zona
interior.
Como dicha ruta o más bien paseo, diría yo, la pondré en un
post aparte que en un futuro próximo dedicaré a este concejo (en cuanto me
acerque en un segundo día a conocer su zona costera), paso a comentar y a poner
algunas imágenes de una de las rutas que consideraré uno de los descubrimientos
del año para este menda.
Estas cuevas que se han convertido en el Monumento Natural
de las Cuevas de Andina se encuentran, como he comentado, en el Concejo de El
Franco, muy cerca del pueblo de Andina y en la que para llegar a ellas, tomé la Autovía del Cantábrico
desde Oviedo hasta dicho concejo y una vez en su capital, La Caridad , una carretera que
se iba a internar hacia el interior del mismo y que ya ponía en sus tramos iniciales
algún cartel indicativo anunciando la existencia de estas cuevas, totalmente
desconocidas para este menda, así que para allá me iría y sin saber que realmente
se trataba de una pequeña ruta de paseo con guía incluida.
Desde La Caridad, iba a tomar la carretera FR-1 que me iba a llevar hasta Arancedo y desde
dicho pueblo y a través de otra carretera, la
FR-6 me iba a dirigir durante unos 2 ó 3 km hacia las proximidades
del pueblo de Andina, pueblo que da nombre a estas cuevas.
Poco antes de este pueblo ya divisaría el pequeño
aparcamiento, con una guapa área recreativa junto al mismo y con una caseta que
parecía ser la puerta de entrada a dichas cuevas.
Tras el pago de 3 euros para visitar
las cuevas, nos dirigimos (me había unido a un grupo de excursionistas que
habían reservado previamente) unos 200 m al punto de inicio de
la visita guiada del día y en donde se encontraba un panel con algunas
explicaciones sobre lo que se iba a ver a continuación.
Resumiendo en cuanto a la visita, las Cuevas de Andina son un sistema de cuevas de
origen kárstico situadas cerca del pueblo del mismo nombre y que comprenden casi 12 hectáreas de un
valle originado por depresión kárstica.
Estas galerías subterráneas quedaron al descubierto entre
los siglos I y II d.C a causa de la explotación romana en busca de yacimientos
de oro y que gracias a técnicas combinadas de agua y fuego irían seccionando
todo el roquedo existente en el valle.
Desde el exterior, dichas grutas y cuevas son apenas
visibles debido a la abundante y densa vegetación que cubre toda la zona.
Pues paso ya a las fotos, fotos que ya desde el inicio de la excursión mostraban con toda
nitidez la exuberante vegetación que cubría toda esta zona de explotación
minera de antaño.
El camino ancho, en muy buen estado, descendía unos pocos
metros para internarse en lo más profundo del terreno y llevarnos a todo el
grupo a un terreno donde íbamos a ver que la nota predominante durante toda la
ruta iba a ser el manto vegetal que cubría las cuevas y galerías subterráneas.
Algunas paredes de la zona desprovistas de vegetación daban
clara señal de la acción del hombre siglos atrás.
Si había un color dominante durante toda la excursión, ese
era precisamente “el verde” que se agolpaba en torno al camino y que como nos
comentó la guía, no tenía nada que ver con la altura con la que iba a llegar en
la época de verano.
Buenos ejemplares de arboleda se podían contemplar durante
el itinerario.
Entre las diversas cosas que nos iría la guía comentando,
una de ellas fue la comparación (salvando las distancias) entre el paisaje de
“Las Médulas” en Ponferrada (León) y el paisaje que en esos momentos estábamos
contemplando y que se puede decir que tenían ciertas similitudes, con la
diferencia de que en León el paisaje minero se encontraba desprovisto del manto
vegetal, pero paisaje que en el lugar donde nos encontrábamos se puede decir que era casi idéntico al primero pero con la cubierta verde por encima.
La ruta nos iba a llevar a la primera subida del día a
través de unos escalones de madera provistos de cuerdas que hacían mucho más
fácil la pequeña subida que íbamos a tener que realizar para pasar por debajo
de la primera gran cavidad que nos íbamos a encontrar durante la ruta.
El conjunto de esta primera cavidad junto a la roca en el
terreno que la protegía por debajo.
Junto a esta cavidad se encontraban las paredes próximas
tapizadas de verde.
Un vistazo hacia atrás.
Y verde por todos lados (no me quiero imaginarlo en
verano…).
El terreno iba a cambiar, para entonces obligarnos a todos
los de la excursión a subir a través de unos peldaños hacia la zona que más me
gustaría de toda la ruta, la zona de cavidad y cuevas que se internaban por el
terreno.
Subiendo y echando la vista hacia atrás.
Tras los peldaños, saldríamos a una zona mucho más amplia,
zona de entrada a alguna de las cavidades y por la que nos iríamos internando a
través de escaleras en el terreno.
Vista hacia atrás.
Enseguida este menda tendría que bajar por la escalera de la
imagen.
La primera cavidad en la que el grupo se tuvo que
internar.
(pongo un par de imágenes de la misma, una con flash y otra
sin él, ya que tengo dudas sobre qué imagen queda mejor…).
Un par de imágenes echando la vista hacia atrás.
Vista hacia atrás (con flash) de la entrada por la que
habíamos empezado a internarnos en las cavidades del terreno.
¡Vamos hacia delante…!.
Un par de imágenes hacia atrás, del terreno por el que se
había transitado momentos antes (con flas y sin flash…).
Se iba entonces a descender de forma brusca y ayudados por
las cuerdas hacía un agujero en donde el itinerario nos iba a obligar a
meternos y en busca de…????.
Vista hacia atrás de la bajada.
El agujero en la roca iba a conducir a “la peña” a través de
unos 15 – 20 metros
y por una estrechísima abertura entre las paredes calizas y que iba a llevar al
grupo, de nuevo al bosque.
En esta parte nos recibiría en primer lugar “El Caleiro del
Gamazo” o lo que era lo mismo, un horno de cal en el terreno.
El último lugar que se iba a visitar, tras subir otros
peldaños, iba a ser una especie de mirador en el terreno y desde el cual se iba
a poder ir viendo, más de lo mismo, verde por todas partes.
El itinerario tras bajar de dicho mirador nos iba a sacar a
la zona de la carretera y tras un centenar de metros nos iba a internar de
nuevo por el bosque, llevándonos de nuevo a la entrada a través de un corto
itinerario, diferente al de la primera parte de la ruta.
Resumiendo la ruta, ruta recomendable, corta, fácil y guapa
para “todos los públicos” y en el que se puede ir aprendiendo, mientras se
camina, alguna de las costumbres de algunos
“añinos” atrás sobre las extracciones mineras de la época romana.
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