Itinerario reflejado en
este post: Intento subida a la Padiorna.
Fecha: 08-07-2020.
Lugar: Valle de la Liébana
(Cantabria).
Distancia total: 10,93 Km.
Tiempo: 05h:04:27
Desnivel: +1.075 m.
Picos subidos: Ninguno.
Comentario:
Enlace de la primera
parte de la ruta...
Reanudamos la crónica
de este día marchando, después de la cervecita, de la terraza de la cafetería
de la estación superior del teleférico de Fuente De a donde había llegado tras
algo más de 04 Km y unas 02h10 desde mi marcha del aparcamiento situado unos
750 m más abajo del lugar en donde estaba en esos momentos.
Lo primero si quería
empezar a caminar sería dirigirme para alcanzar de nuevo la pista que me
sacaría en dirección a la Horcada de Covarrobles.
Nada más salir ya me
fijaría en una de las vistas estrellas del lugar, la que comprendía las cumbres
de Peña Remoña (2.227 m – izda), el Pico La Padiorna (2.319 m – centro) y las
cumbre de la Torre de Altaiz (2.335 m – drcha) y Pico S. Carlos (2.390 m –
drcha).
Pero tras la vista
anterior, mi cabeza se fijaría especialmente en una cumbre de fácil ascensión
porque ya la conocía o por lo menos eso creía como era la del Pico La Padiorna
(2.319 m).
Aunque en honor a la
verdad, otras dos cumbres también se estaban marcando en mi mente como eran las
de la Peña Remoña (2.227 m – izda) y por detrás de ella, la Torre Salinas
(2.447 m – drcha), picos en los que nunca he estado y que no descarto en un
futuro, sobre todo el primero.
Ganando metros por la
pista que iba hacia la Horcada de Covarrobles, otro tramo atraería mi atención
como era el de la Canal de S. Luis, itinerario de acceso a La Padiorna y que en
un principio podía ser buena opción para prolongar la ruta de este día.
Imagen de la zona de dicha
canal (centro).
Pues tras la imagen
anterior y viendo que me quedaban todavía algunas horas de ruta y quería que lo
poco que hiciera me resultara más o menos fácil, decidí antes de dar la curva
hacia la horcada, salirme de la pista para pillar el sendero que me iba a
llevar al inicio de dicha canal para ver si en este día podía alcanzar la
cumbre de la Padiorna (2.319 m).
¡A por la Canal de S.
Luis...!.
Tras un cuarto de hora,
echaría la vista hacia atrás a la zona de la pista que iba por debajo de la
cumbre de Peña Olvidada (2.406 m).
Tras finalizar el
pequeño descenso de unos 50 m de desnivel que tendría que realizar ya daría
rápidamente con el inicio de esta guapa y fácil canal de Picos de Europa.
El sendero de la canal
estaba perfectamente marcado y señalizado en todo momento así que no había
problemas en seguir su trazada.
Vista hacia atrás en la
que se ve muy bien el collado de la Horcada de Covarrobles (centro).
Y también echando la
mirada a mi espalda, las cumbres de Peña Vieja (2.613 m – izda) y de Peña
Olvidada (2.406 m).
Pero tras deleitarme
con la vistas a las dos cumbres anteriores, había que continuar y seguir
ganando metros plácidamente ya que la pendiente era bastante asumible para las
piernas.
Algún cruce en el
itinerario me encontraría y que obviaría para continuar de frente.
Aquí el paisaje por el
que transcurría el sendero cambiaba de aspecto para presentarse por un terreno
más angosto que el que había traído hasta esos momentos.
Al poco de salir de ese
tramo angosto que comento, me aparecería otro cruce marcado por una piedra que
indicaba la dirección a seguir si quería alcanzar la cumbre de la Padiorna
(2.319 m) y verde Vega de Liordes así que continuaría caminando en la dirección
que me indicaban las señales en esos momentos.
El sendero a partir de
este momento ya transcurriría por terreno “algo más complicado” para avanzar
con la comodidad que lo había hecho hasta esos momentos pero en honor a la
verdad tampoco es que me supondría demasiados problemas para caminar y ganar
metros rápidamente.
Tras unos minutos y
echando la vista hacia atrás, vería el itinerario que tomaba el sendero que
había dejado momentos antes.
Seguiría subiendo
mientras me iba encontrando cada poco, jitos que parecían querer indicarme que
iba por el camino correcto.
Llegaría entonces un
momento en el que la cabeza me mandaría más bien dar la vuelta que seguir
caminando por un itinerario que a cada paso me encontraba con un sendero plagado
cada vez con más piedras. Como llevo algunos años en los que me cuesta meterme
por terrenos que no sean cómodos en cuanto al piso para avanzar ya que
últimamente me encuentro cada vez más vago para “sufrir con los itinerarios”
(espero que no sea por la edad...), decidiría dar la vuelta e ir regresando a
la estación superior del teleférico con el objetivo de bajar al aparcamiento en
dicho medio de transporte.
Pero antes de alcanzar
definitivamente la pista, me daría por desviarme algún centenar de metros para
descubrir y sacar una imagen de la salida de otro de los itinerarios que subían
hasta esta zona, en concreto la de la subida por la Jenduda, tramo peligroso
por la caída de piedras en ocasiones ocasionadas por las cabras que se
encuentran en la zona.
Alcanzaría la pista y
al poco ya llegaría a la estación del teleférico para pillar el mismo y bajar
así hasta el aparcamiento.
Una vez abajo, tomaría
como en otras ocasiones, la cerveza en la terraza de la cafetería y en donde
estaría un rato disfrutando con las vistas y con la niebla que se iba y venía
en la parte superior de la estación del teleférico.
Ya subiendo por la
canal, me parecía que el tiempo iba a empeorar en cuanto a la aparición de la
nubosidad, impresión que se haría realidad una vez que llegué con el coche a
Espinama para irme al hostal a prepararme para acercarme a Potes a cenar.
Tras estar unos 45 min
en el hostal, pondría rumbo a Potes para cenar algo en un restaurante que ya
conocía como era el “Asador Bodega Aguilar” y que había descubierto con Adela
en la anterior visita que había realizado hacía algunos años a Potes.
Enlace del
restaurante...
Había hambre ya que no
había comido nada. De hecho, no comer durante el día sería la tónica en estos
días de estancia en Potes así que había que meter energía para el día siguiente
y en esta noche me decantaría por unos chipirones como entrada y un solomillo
que lo encontré bastante espectacular en cuanto al sabor.
Una vez dada por
finalizada la cena, no me entretendría más y recuperaría en coche los 20 min
que me separaban de Espinama para irme a descansar hasta el día siguiente ya
que tenía previsto madrugar para poder así pillar la entrada que me permitiera
subir en teleférico y así evitar la subida por alguno de los itinerarios que
ascendían desde el aparcamiento.
Poco más que contar en
este día y jornada montañera que me prestaría, sobre todo, por subir de nuevo
por el Hachero y poder así sacar un buen
puñado de fotos de dicho itinerario.
¡A descansar
tocaba...!.
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