Día: 27-06-2020.
Desnivel: +725 m.
Distancia: 13,04 Km. *
* Distancia de 06,52 al
final de la primera parte de la ruta (problemas con la batería del GPS así que
pararía el mismo a la mitad de la ruta del día).
Tiempo: 06h:45:40
*
* Tiempo estimado.
Picos subidos: Ninguno.
Comentario:
Amanecía este Sábado y
como suele ser habitual en este año, tocaba la ruta del día y me levantaría con
ganas de pillar el coche y hacerme una kilometrada para caminar algo por alguna
zona que me atrajera de alguna manera.
Me acordaría entonces de
una ruta que estaba intentando repetir desde hacía algún tiempo como era
recorrer las Travesías de los Grajales para llegar al Collado Valdominguero
(2.140 m) desde el punto de partida situado en el Jito de Escarandi (1.290 m),
lugar donde se ubica un pequeño aparcamiento que hace de “campamento base” para
afrontar los diferentes itinerarios que uno pueda intentar en el macizo más
pequeño de los tres que conforman los Picos de Europa.
Tampoco madrugaría
mucho en esta ocasión, así que tras parar en Arenas de Cabrales a tomar el
cafetín de siempre, llegaba a esta zona del Jito de Escarandi (1.290 m) y en
donde tendría que dejar el coche en uno de los márgenes de la carretera por
encontrarse el aparcamiento atiborrado de coches.
La zona era
archiconocida para este menda, así que a eso de las 10h55 empezaba a caminar
desde esta zona del Jito de Escarandi (1.290 m) para pillar inicialmente la
pista que me iba a llevar hasta las proximidades del Refugio de Andara aunque
estaba bastante claro que de seguir así el día iba a tener que modificar el
itinerario que inicialmente había tenido en mente para este día.
¡Con que mala pinta se
me presentaba el Macizo Oriental en este día...!.
Hacia el Oeste la cosa
tampoco es que estuviera mucho mejor.
Un par de imágenes
abarcando la zona Norte en los inicios de la ruta de este día.
Zona de la Pica de
Mancodiú (2.000 m) en los comienzos de la ruta.
En cuanto a la pista
minera de esta primera parte de la ruta decir que se caminaba muy bien y daba
lugar a que uno fuera contemplando con facilidad mientras caminaba las
diferentes zonas del entorno como esta que quedaba a mi espalda como era la
zona del Cueto Cerralosa (1.559 m), la cual andaba jugueteando un poco con la
niebla, como se puede ver en la siguiente imagen.
Majada de la Jazuca, a
un cuarto de hora aprox del inicio de la ruta.
Podía haber “metido”
alguna motivación para esta primera hora de la ruta como hubiera sido el subir
hasta el Casetón de Andara por la canal que forman a su vez dos canales
seguidas como son la Canal de la Jazuca (parte inferior) y la Canal de las
Vacas (parte superior), situada en la parte de pedrero que se ve arriba de la
canal herbosa de la imagen.
Pero este día estaba
algo más vago para repetir de nuevo el ascenso por esta canal así que
continuaría por la pista en busca de la desviación situada poco antes del
Refugio de Andara.
Echando
la vista hacia atrás.
Ya
quedaba poco para el refugio así que viendo que la niebla estaba muy metida,
decidí seguir con el rumbo puesto hacia el casetón y cambiar el itinerario de
este día por uno que tomaría bajando por la pista hacia el pueblo cántabro de
Bejes y pillar la desviación a la izda por una pista que me llevaría de vuelta
hacia el Jito de Escarandi.
Vista
hacia atrás de la parte final de la Canal de las Vacas con el Cueto Cerralosa (1.559 m) al fondo.
Trío
de imágenes de la fantasmagórica Pica Mancodiú (2.000 m) de este día.
Casi
llegando al refugio tomaría el desvío a la drcha que me iba a permitir ir más
directo hacia la zona del Collado de la Aldea (1.807 m).
El
sendero que salía nada más tomar el desvío de la imagen anterior.
Hacia
atrás y con la buena noticia de que parecía que el sol hacía acto de presencia,
hecho que me animó a seguir la marcha en busca de dicho collado.
El
Casetón de Andara, lugar donde pararía a la vuelta a tomar un café en buena
compañía (en esos momentos todavía no lo sabía).
Si
poco antes de llegar a la zona del refugio, la Pica Mancodiú (2.000 m) se
hallaba inmersa en la niebla, el pico en cuestión parecía darme la bienvenida
dejándose ver con total claridad.
Enseguida
llegaría a este Collado de la Aldea (1.807) y aquí es donde me encontraría con
la grata sorpresa del día aunque mejor decir que es donde vería por primera vez
a la que sería mi acompañante durante el resto de la jornada (ninguno de los
dos sabríamos en esos momentos que mantendríamos una animada charla durante el
resto de la jornada...) o mejor dicho, mis acompañantes...
Unos
metros después del collado, tomaríamos por separado el desvío por otra pista
que salía a la izda en dirección a las Minas de Mazarrasa, zona esta que cuanto
más veces la visito, más desconfianza me produce el caminar por la pista que va
cerca de los agujeros que rondan dicho acceso a estas minas.
A
punto de pillar el desvío a la izda que he comentado anteriormente.
Tras
unos centenares de metros ya saldría a terreno abierto para ver parte del
itinerario que tendría que hacer para llegar al collado del día (no daba lugar
al optimismo, conociendo la zona, lo que veía por delante pero aun así seguiría
con la tentativa que estaba haciendo en esos momentos).
Me
desviaría unos metros para ver con total claridad el conocido Lago de Andara,
lago más grande de Cantabria hasta 1911 y como se puede ver en la imagen, en la
actualidad desecado en gran parte debido a las actividades mineras.
La
pista iba a finalizar más o menos para dar paso a un sendero que se dejaba
caminar con facilidad y que iba poco a poco ganando metros.
Seguiría caminando con
bastante pesimismo sobre mi aventura en picos de este día ya que lo que veía
por delante no me gustaba nada así que nada más dar la vuelta me encontraría
con que venía una mujer con un perro y que había seguido mis pasos unos metros
por detrás.
Tras saludarnos nos
pondríamos a hablar un rato con la suerte de que la nubosidad parecía querer darnos
un ligero respiro a los dos para invitarnos a continuar con el itinerario que
teníamos previsto en nuestras cabezas.
Tras esta pequeña
conversación amena, decidimos tirar los tres (al perro también se le cuenta...)
y ver si podíamos llegar finalmente al Collado Valdominguero (2.125 m) aunque
sí que es verdad que las previsiones en mi cabeza eran bastantes pesimistas en
cuanto a aventura de este día.
Mientras íbamos ganando
metros y hablando, el itinerario se presentaba como se ve en la siguiente
imagen.
La comodidad de la
pista y el sendero en su tramo inicial irían desapareciendo ya que empezarían
aparecer ya pedreros por el camino pero que no ofrecerían demasiados obstáculos
para continuar con el avance programado.
Cerca ya de lo que yo
que pensaba que era el objetivo de este día pero pude comprobar tras llegar los dos al collado que se ve en la siguiente
imagen cómo me había equivocado por dar como bueno a dicho collado como el
Collado Valdominguero (¡vaya guía que se había agenciando en este día Marisol
que es como se llama la montañera con la que coincidiría en esta jornada!).
Superando el último
tramo, este con cierta pendiente y que nos pondría en el punto (2.015 m) al que
llegaríamos más alto y alejado del aparcamiento del Jito de Escarandi (1.290
m).
Una vez en dicho punto,
¡cuál sería mi sorpresa al ver que me había equivocado por completo sobre la
ubicación del Collado Valdominguero ya que el mismo se encontraba situado
enfrente y tapado por completo por la niebla...! así que tras reconocer el
error que había cometido por el paso de los años desde mi primera y única visita
a esta ruta y tras pararnos a contemplar lo que teníamos por delante, nada
alentador para seguir (aparte del terreno malo, malo para que un perro caminara
por el mismo...), decidimos dar por concluida nuestra marcha en la primera
mitad de la ruta para ir volviendo sobre nuestros pasos a la zona del casetón
minero de Andara.
El regreso lo haríamos
sin novedad y con las palabras como protagonistas en todo momento de la vuelta
ya que no pararíamos de hablar en ningún momento de la segunda parte del día.
Llegando a la zona del
refugio, nos detendríamos en el casetón para sentarnos un rato y de paso
tomarnos un café mientras hacíamos algo de tiempo antes de tomar rumbo directo
hacia la zona del Jito de Escarandi.
Tras el cafetín ya
retornaríamos los tres a la pista de minera y en poco más de otra hora
estaríamos ya en el aparcamiento del Jito de Escarandi y en donde nos
encontraríamos con algún que otro grupo de excursionistas que estaban dando una
vuelta por la zona.
Nos despediríamos los
dos con la idea puesta en mente de volver a coincidir en cualquiera de las
muchas rutas que se pueden hacer por el Oriente Asturiano, muestra de las
buenas vibraciones que tendríamos los dos en las horas que coincidimos en la
excursión del día y tras descubrir también a lo largo del día que teníamos
algunos conocidos en común, señal de que no se puede hablar mal de nadie ante
alguien que no conozcas.
Todavía sacaría una
última foto cuando estaba ya en el coche de la zona situada al Oeste y en donde
seguía siendo la nubosidad la nota predominante en el paisaje.
Resumiendo... Buena
ruta, no por el itinerario en sí que ya conocía sino por la compañía que tendría en el transcurso de la misma (y eso que no soy de los que anden buscando conversación cuando salgo a la
montaña...) y que hizo que la jornada montañera fuera mucho mejor de lo esperado inicialmente.
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