martes, 4 de julio de 2017

VACACIONES 2017… MONASTERIO DE PIEDRA Y ZARAGOZA… 4º Día (VERA DE MONCAYO, MONASTERIO DE VERUELA, PARQUE NATURAL DEL MONCAYO, LOS FAYOS, TARAZONA).



Fecha: 22-06-2017.

Lugares visitados en este post: Parque Natural del Moncayo, Los Fayos, Tarazona.


Comentario:
Dejamos atrás la extraordinaria visita que pudimos hacer al Monasterio de Veruela y con el coche ya nos íbamos a dirigir primero por una carretera un tanto estrecha y luego por pista ancha de gravilla, en buen estado para los coches, hasta el final de la misma y en donde estaba enclavado el Albergue Santuario de la Virgen del Moncayo.

Durante el trayecto pude comprobar tan diferente que era esta zona de montaña a las zonas de montaña de mi Asturias querida, zona ésta de montaña un tanto árida pese haber una buena masa forestal, por lo que por lo que descubriría en este día tampoco es que pudiera ser en el futuro un destino montañero muy atractivo para este menda (salvo la ruta de subida al Pico del Moncayo (2.314 m), máxima altura del Sistema Ibérico).

La pista de gravilla iba a finalizar para dar paso a una pista, en peores condiciones que la anterior, que al cabo de unos minutos nos iba a llevar hasta dicho refugio – santuario, aparcando entonces casi al lado de la puerta del mismo.


Aquí nos posaríamos para dar una vuelta por el pequeño entorno del mismo y para observar las vistas que desde dicho lugar había hacia el Norte.

Vista de toda la masa forestal desde dicho lugar con el pueblo más grande de esta parte del Moncayo, Tarazona.


Daríamos entonces un breve paseo hasta una ermita próxima unos 05 minutos al albergue, recogiendo alguna piña, la cual Adela se la quedaría de recuerdo.


Dadas las horas que eran, pasadas ya las 14h y visto el lugar en donde estábamos en esos momentos, totalmente alejados de cualquier núcleo urbano o rural con restaurante, decidimos quedarnos a comer en dicho lugar, el cual ofrecía un menú bastante apetecible por unos 15 euros.

Interior del comedor, en donde había poca gente comiendo, por lo que estuvimos muy cómodos en todo momento.


El menú.


Los dos comensales.




Me prestaría conocer esto de la Sierra del Moncayo, así que tras el viaje que realizaría en solitario hacia la zona de la ermita para pillar para el menda mis piñas correspondientes y alguna más para Adela, ya nos dirigimos con el coche hacia cotas inferiores y guiados por el TomTom salimos del tinglado de carreteras y carreteritas de esta parte de Aragón y con destino a un pueblo pintoresco que también había descubierto días atrás en casa, el pueblo de Los Fayos (569 m – 147 hab en 2016).

Lo pintoresco del pueblo era que quedaba casi debajo mismo de las compuertas del Embalse del Val, unido también a la protección que le daba la mole rocosa rojiza situada por detrás del pueblo, por lo que la ubicación del mismo era de las que llamaba la atención sin dudarlo.

Imagen del pueblo.


Iniciamos el paseo por dicho pueblo y bajo un calor que también en esta zona se volvía sofocante. Enseguida íbamos a dar con el primer monumento del pueblo, la Ermita de San Benito (siglo XII), ubicada en una de las cuevas de la montaña y a la cual no pudimos acceder.


Otro monumento del pueblo que descubriríamos se iba a encontrar en otra de las cuevas ubicadas sobre el pueblo, la Cueva del Castillo de los Moros o llamada también Cueva del Caco.

Un par de imágenes de dicha cueva.




Seguiríamos con la vuelta por el pueblo, renunciado a subir por una de sus calles empinadas hacia la zona superior en donde había carteles que anunciaban más cuevas y los restos de un castillo.


El ayuntamiento del pueblo.


La iglesia parroquial del pueblo, dedicada a Santa María Magdalena.


Algunas casas del pueblo y la montaña protegiéndolas.


Dado el tremendo calor que hacía, nos daría por sentarnos en unas mesas a tomar algo, momento que nos prestaría “por la vida” a los dos y sino a los hechos me remito.


Tras este momento de refresco, abandonábamos el pueblo y nos íbamos a ir hasta la zona del Embalse del Val y su presa de 78 metros de altura, pudiéndose contemplar el entorno en donde estaba situado este pueblo de Los Fayos.


Embalse del Val.


Tras estar un pequeño rato contemplando las vistas desde dicho la presa, pillamos el coche para ir en busca de otra de las visitas estrella del viaje, la del pueblo de Tarazona (480 m – 10.713 hab en 2016).

Aparcamos sin problemas y la primera vista que tuvimos del pueblo, parecía querernos indicar que no nos habíamos equivocado al dejarnos caer por dicho lugar.


Fuimos tranquilamente caminando por la zona del canal del río que cruzaba la localidad, el Río Queiles, dando con unas casas pintadas de color amarillo y que tenían una entrada hacia una zona en forma de plazoleta, así que para allá nos iríamos para ver lo que era, dándonos de frente con la Plaza de Toros vieja, del año 1792 y en la cual habían instaladas varias gradas.




Hay que reconocer que la plaza estaba chula, así que tras salir de ella, esta era la vista que teníamos del pueblo o mejor dicho de su parte antigua.


Como no teníamos mucha idea de lo que había visitar, nos fuimos directos hacia la Oficina de Turismo para ver si nos informaban de lo que había que ver.

La tía que nos atendió, la verdad fue rauda y veloz en sus explicaciones sobre el pueblo, señalando con un “aquí, aquí y aquí…” mientras trazaba cruces en el mapa y apenas nos dejaba digerir y asimilar las diversas ubicaciones de los monumentos.
Saldriamos con el convencimiento de que si no averiguábamos nosotros por nuestra cuenta los lugares que había que ver, la chavala no nos iba a echar una mano ya que se puede decir que “como mucho interés” no le había puesto en las explicaciones sobre la capital de la comarca.

Vista atrás de la oficina de turismo y de la Iglesia de San Francisco de Asís.


Lo único que nos indicaría la chavala fue que apenas teníamos tiempo para ver la catedral ya que faltaba media hora para que finalizaran las visitas, así que cuando salimos de la oficina de turismo, nos fuimos rápidamente hacia la Catedral de Tarazona, para ver si nos daba tiempo hacer una visita tan rauda y veloz como las explicaciones de la chavala.

Exteriores de la Catedral de Tarazona (siglos XII – XIII).




Tras pagar 8 euros por los dos, conseguimos entrar en este recinto religioso y teniendo muy presente que íbamos a ir muy apurados en el tiempo para ver con tranquilidad dicha catedral.

Algunas imágenes del interior.








No nos daría más la visita a esta catedral, seguramente por la rapidez de la visita, por lo que al salir de la misma ya empezaríamos a callejear en ascenso por las calles del casco antiguo del pueblo, llegando a la Plaza España y en donde estaba situado el Ayuntamiento de la localidad.


De aquí seguiríamos callejeando por estrechas callejuelas del Barrio de la Judería hasta dar con las casas colgadas de la ciudad, resquicio de una de las tres culturas que convivieron durante años en la ciudad.


Imágenes de esta parte de la ciudad.








Vídeo en el Barrio de la Judería.


La Iglesia de Santa María Magdalena y su torre mudéjar.


Caminando por la zona de murallas situada en la zona superior de la ciudad.


Llegamos a una zona en la que había un excepcional mirador sobre la ciudad, por lo que era inevitable sacar las correspondientes fotos de recuerdo.






Los protagonistas del viaje.


Abandonamos esta zona alta de la ciudad para ir poco a poco progresando hacia las cotas inferiores de la ciudad, pasando de nuevo por la zona de la Iglesia de Santa María Magdalena.


Una vez en el coche y comentando la visita que habíamos realizado, sacaríamos la conclusión por parte de los dos de que había sido una visita un tanto chula por una parte (algunos monumentos y callejuelas por los que pudimos pasar) pero también encontraríamos una ciudad más sucia de lo que pensábamos y un tanto descuidada.

Abandonaríamos definitivamente la ciudad para tras repostar en una gasolinera, parar a comprar algo en el Mercadona de la localidad y con la intención de conseguir algo para cenar en la habitación del hotel, así que este iba a ser el plan para el resto de la tarde – noche de este día.

En definitiva, día que sobretodo pasará a nuestra historia particular con el descubrimiento y la visita al Monasterio de Veruela, así como la breve visita al Parque Natural del Moncayo y a su albergue – refugio.

Al día siguiente ya iba tocar ir hasta los pueblos denominados de “Las 5 Villas”, pueblos en los que nos íbamos a dejar caer en mayor o menor medida a excepción de uno, que fue el que nos faltaría en el álbum para completar estas cinco villas, pero como suelo decir, esto ya es para el siguiente post…

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