lunes, 1 de junio de 2020

SUBIDA AL FARIÑENTU.


Día: 30-05-2020.

Desnivel aprox: +970 m.

Distancia: 09,47 Km.

Tiempo: 04h:33:38

       - Ascensión:  04,84 Km en 02h:37:25

       - Descenso:    04,63 Km en 01h:55:53


Picos subidos: 1                  Pico Fariñentu (2.174 m).

Comentario:
En esta primera jornada de fin de semana en la que íbamos todos a poder salir libremente a la montaña, respetando eso sí los límites geográficos de la comunidad, me dirigiría con el coche al macizo de las Ubiñas ya que el mismo quedaba a una hora escasa de casa y por dicha zona tenía la posibilidad de realizar múltiples rutas y con muy diferentes desniveles según las ganas que tuviera de endurecer sobre la marcha el itinerario que en esta jornada estuviera realizando.

Saldría tarde de casa y tras esa hora de carretera llegaba a Tuiza de Arriba (1.223 m) y en donde el aparcamiento del pueblo estaba totalmente abarrotado de coches más otros vehículos que estaban aparcados a uno de los lados de la carretera (nunca lo había visto así en más de 20 años haciendo rutas por el macizo), teniendo entonces que dirigirme con el coche a buscar un sitio donde dejarlo, encontrando uno a unos 200 m de dicho aparcamiento en un hueco que encontraría y en donde ya estaba aparcado otro vehículo.

Eran las 10h25 cuando abandonaba el coche y tomaba dirección al pueblo mientras observaba las verdes praderías que me quedaban justo en frente y por la que un cuarto de hora después empezaría a subir camino del itinerario que había escogido para esta jornada y que no era otro que la ascensión a un pico que ya había subido por lo menos un par de veces que yo me acuerde, el Pico Fariñentu (2.174 m) en una subida que sabía que tenía muchísima pendiente hasta un collado conocido con el nombre del Bocarón (1.886 m) y luego la propia subida a la cumbre, la cual se me había atragantado las dos ocasiones anteriores y de la que no guardaba un grato recuerdo.

Tomando dirección al pueblo y observando la ladera enfrente por la que subiría momentos después. 


En el momento de iniciar la ruta y echando la vista hacia mi pico preferido del macizo, el Siegalavá (2.140 m) con una apariencia de inaccesible (sobre todo si se le ve desde enfrente) y el cual he subido en un par de ocasiones que nunca olvidaré y de muy grato recuerdo. 


Vídeo con el espectáculo de coches en el aparcamiento. 


Superando el primer repecho del pueblo mientras echaba la vista hacia el aparcamiento y hacia la carretera general que había dejado atrás.


Tras este corto pero muy pronunciado repecho, pillaría el desvió que abandonaría unos metros después, justo al llegar a un depósito de aguas. 


Hacía bastantes años que no me dejaba caer por el itinerario de este día así que no recordaba con exactitud el punto en el que tendría que abandonar la pista de acceso a la Vega del Meicín así que en cuanto llegué al depósito del agua y viendo que había trazas de sendero, no lo dudé y dejaría la pista para internarme por dicho sendero aunque sí que es verdad que no tenía nada claro que el mismo fuera el correcto pero las ganas me pudieron y seguí por el mismo durante varias decenas de metros. 


Echando la vista hacia atrás nada más tomar dicho sendero y en el que se ve con total claridad dicho depósito de agua que he comentado anteriormente. 


Y el pueblo de Tuiza de Arriba, lugar que queda incomunicado en determinadas fechas con la nieve y punto de inicio de muchas de rutas a las cumbres del macizo. 


Tras caminar un par de minutos por el sendero que había tomado ya me daría cuenta enseguida de que me había equivocado (tampoco me importaría mucho ya que la dirección que tenía que seguir estaba más que clara) así que cuando las trazas del sendero parecían ir desapareciendo no lo dudaría y “a las bravas” por terreno de pradería que estaba algo crecida, iría ascendiendo metros hasta dar con el sendero ancho que hubiera tenido que pillar en caso de no haber sido tan impaciente en esos primeros momentos de la ruta.

Ya en el itinerario correcto y con el Pico Siegalavá (2.140 m) enfrente. 


Viendo también en este tramo del itinerario, el collado (centro de la imagen) al que quería llegar, subida que como se puede ver que para superarlo tenía una extraordinaria pendiente para los algo más de tres Km que me separaban de dicho paso montañoso. 


Con paso tranquilo dada la pendiente, el estado de forma y al sobrepeso iría tomando las trazas del sendero que iban transcurriendo por la vaguada herbosa de la zona conocida como las Vallinas de Corisco. 


Iría ganando metros con celeridad dada la pendiente mientras echaba la vista hacia atrás en algún que otro parón que realizaría durante la subida para coger aire. 


Otra vista hacia atrás. 


El objetivo en esos momentos consistiría en llegar a un pequeño descenso de unos metros que me permitiera alcanzar un sendero muy marcado y que me llevaría hasta el mismo paso del Bocarón.


Vista hacia atrás similar al de alguna imagen anterior. 


¡Por hacer pierna que no quede...!. 


Tras perder unos pocos metros, alcanzaría el sendero que me llevaría en esta primera parte de la segunda parte de la subida al Bocarón hasta un pilón de agua que marcaba dos itinerarios a seguir, el que tomaría del propio Bocarón y un segundo que ascendía por el Valle de los Corrales y que tengo que reconocer que nunca he subido. 


Después del pequeño descenso que había tenido que realizar para tomar el sendero, la pendiente seguía siendo acusada. Una vez y tras el pilón, vendría la zona donde la pendiente iba a disminuir notablemente respecto a los tramos anteriores, siendo esta bastante más liviana que la que había llevado hasta este momento, así que seguiría con mi ritmo pausado pero sin pausa en busca de un paso en la roca que me permitiera afrontar los últimos centenares de metros para alcanzar la collada que anhelaba.

Echando la vista hacia la zona que obviaría en este día, la del Valle de Corrales. 


Tramo en el que se puede apreciar como la pendiente había disminuido. 


Vistas hacia cotas inferiores. 


El sendero iría trazando algunas zetas de esas que tanto me gustan y que harían que la pendiente no se notara tanto en las piernas.

En algún tramo dicho sendero me aproximaría bastante a la parte inferior de la caída rocosa en donde estaba situado el paso en la roca, antesala de la última parte de la subida al Bocarón. 


Vídeo sacado en esta parte de la ruta. 


Seguía con las zetas en el terreno inundado por el amarillo así que entretenido con la subida enseguida llegaría al paso en la roca que he comentado anteriormente.

Un par de imágenes de dicho paso. 




Perfil del Pico Siegalavá (2.140 m) desde dicho paso. 


Un par de imágenes sacadas en el último tramo hacia la collada en el que muestro lo que me quedaba por delante y del Valle de las Estacas, bajada tremenda hasta Tuiza de Arriba. 




Llegaría tras 01h45 al Collado del Bocarón (1.886 m), collado marcado por las verdes praderías situada en el mismo y por la laguna de Cheturbio.

Nada más llegar al collado, primer vistazo del objetivo de la jornada, el Fariñentu (2.174 m). 


Tomaría el sendero que me llevaría por debajo de otra cota de esta zona, la del Huerto los Pioyos (1.970 m) y en busca de la canal que se me había atragantado las otras dos veces que había subido el pico del día.

Vista de la Peña Rueda (2.155 m) y de la Laguna de Cheturbio. 


Transitando por el sendero de la canal herbosa (drcha) que me subiría hasta la zona cimera del pico. 


Echando la vista hacia atrás mientras transitaba por el sendero y desde en el que se verían las cumbres de Peña Llana (2.051 m – izda) y el Siegalavá (2.140 m – drcha). 


Antes de afrontar la propia subida al pico, me asomaría unos metros al collado que separaba los valles de Retertorio y de Corrales y desde donde contemplar otra vista del Pico Siegalavá (2.140 m) y de la zona por donde había superado el paso entre la roca (zona amarilla antes del espolón rocoso). 


Y enfrente ya me estaba esperando el Fariñentu (2.174 m). 


Empezando con un ritmo tranquilo la subida y dada la experiencia de las veces anteriores, iría ganando metros mientras la pendiente y el cansancio en las piernas me obligaban a tomarme algunos segundos de respiro. Sí que es verdad que cuando me quise dar cuenta estaba en lo más alto de la canal herbosa y a punto de coronar la cima de este pico a la que llegaría tras haber recorrido desde el coche una distancia de 04,84 Km en un tiempo de 02h:37:25.

Como dato numérico, en el 2009, última vez que me había acercado a este pico, había empleado un tiempo de 01h55 desde el pueblo de Tuiza de Arriba (en condiciones normales de un estado de forma aceptable, creo que en la actualidad emplearía media hora menos de lo que haría en este año del 2020, así que esto que comento puede ser un reto que me marque para motivarme para repetir la ruta de este día).

¡A menos de 05 minutos para alcanzar el buzón de cumbres...!. 


Imagen del menda en esta cumbre del Fariñentu (2.174 m).


Un par de imágenes con la que seguramente es la vista estrella desde esta parte cimera y en la que se pueden apreciar muy bien algunas de las cumbres importantes del macizo como por ejplo la Peña Ubiña (2.417 m –izda) y todo el circo del Siete (2.356 m) a los Fontanes (2.412 m – 2.414 m).




Vídeo sacado desde el mismo buzón. 


Vistas hacia el Oeste. 


Coincidiría con un par de montañeros en la cumbre con los cuales estaría hablando un rato antes de que ellos se marcharan así que tras esperar unos minutos me pondría a descender el pico y con el objetivo de llegar al coche y si me apetecía una vez en Tuiza tirar otros tres cuartos de hora hasta el Refugio del Meicín (en esos momentos era demasiado optimista...).

En la bajada por la canal herbosa ya tendría los primeros signos de debilidad en las piernas y unido también a que en el cielo empezaban a aparecer algunas nubes de gran tamaño decidí ir perdiendo metros con tan solo el objetivo de llegar al coche en menos de dos horas desde mi marcha de la cima.

Alcanzaría de nuevo el paso del Bocarón y el paso por el espolón rocoso en donde sacaría esta imagen del amarillo floral con la vegetación de las laderas de las montañas que veía enfrente. 


Mientras tanto el estado del cielo en algunas zonas era como el que se ve en la siguiente imagen. 


Tras el espolón rocoso afrontaría uno de los descensos más penosos de mi trayectoria montañera debido a la debilidad en las piernas y que me hizo doblarme más de una vez al suelo.

No disfrutaría nada del mismo y mi único pensamiento sería alcanzar el coche y  nada más el coche ya que dado mi estado físico de debilidad en el tren inferior y en la zona de las lumbares no me darían ni una mínima oportunidad ni de imaginarme en afrontar una nueva subida de casi 300 m de desnivel hasta el Refugio del Meicín (una quimera lo que había pensado en la cumbre para un posible itinerario añadido para este día...).

Bajando muy despacio y sufriendo bastante, alcanzaría el pueblo de Tuiza de Arriba y recuperaría los 200 m que me separaban del coche tras parar previamente en una de las fuentes del pueblo donde bebería algo menos de 01 litro de agua mezclado con bebida isotónica (no había bebido nada desde mi marcha de la cumbre), llegando al coche tras otros 04,63 Km y un tiempo de 01h:55:53 desde mi marcha de la cima.

Llegaría como pocas veces he llegado de cansado en todos estos años y con la sensación en las piernas de que había acabado de correr una maratón ya que las mismas me temblaban por momentos.

Las causas de esto último que digo están claramente manifiestas en mi cabeza y no otras que el haber empezado a realizar, tras dos meses y medio, rutas ya con bastante más dureza de las que tenía que realizar tras dicho parón pero es un lastre a corto plazo a nivel físico que tengo que pagar antes de pillar la forma que debo para alcanzar mi objetivo final montañero que es el de superar mi récord de rutas realizadas a final de año y con un desnivel medio por ruta de más de 1.000 m de desnivel.

¡Ya veremos qué pasa...!.



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